“L a gente de mayor edad veía a un enorme ser: mitad pescado y mitad ser humano. La criatura salía del mar hacia el sitio El peñón del diablo, en Jaramijó, Manabí”.
“En el lugar, aparentemente, se observaba algo tenebroso. Decían que allí se realizaban sacrificios humanos de personas que tenían presuntos pactos con Lucifer”. Así comenzó su relato José Vicente Peñafiel, de 59 años, morador de Jaramijó, quien narró varias historias contadas por sus abuelos y hermanos.
El mencionado sitio está ubicado en la zona norte de Jaramijó, donde se construye el muelle pesquero y turístico de ese cantón. Hace tres años se apreciaba un barranco convertido en basurero, rodeado de casas viejas que jugaban con las historias y tenebrosas leyendas que pocos se atrevían a contar.
SITIO FUE RESCATADOHoy ese sector fue rescatado y está a punto de convertirse en un mirador turístico, donde sus residentes no quieren que lo llamen El peñón del diablo.
“Recuerdo cuando era un adolescente, la gente dormía temprano porque decía que a medianoche salía ese enorme ser de la playa y se dirigía al centro del pueblo.
Lo que no se me olvida es que de la noche a la mañana, en El peñón del diablo, amaneció una enorme roca que nadie pudo mover. Luego se supo que en esa piedra descansaba ese ser extraño que jamás se supo qué era”, comentó José Peñafiel.
Como estas leyendas y recuerdos muchos en Jaramijó temen contar, pero otros valientes lo hacen.
Armando Mero, de 75 años, recuerda la leyenda del Peñón del diablo. “El dueño de una de las casonas por la que se denomina con ese nombre a este sector era Ricardo Alarcón”.
A sus 8 años, por el año 1960, Alarcón decía que se presentaba Lucifer en esa vivienda, que siempre fue observada por estar sostenida por una pequeña roca, con un mayor porcentaje en el aire y con una caída a un barranco de unos 25 metros.
“Él contaba que veía a Satanás y por eso nuestros padres desde las primeras horas de la noche nos metían a la cama. Jugábamos bolillas y era prohibido andar en la noche”, rememora.
Mero sostiene que el barranco donde ahora se ubica el mirador turístico El peñón del diablo se formó después que maquinarias del Municipio de Montecristi, de donde Jaramijó era parroquia, retiraron las piedras para trasladarlas a otros lados. “El ente aparecía en las noches, vestía ropa oscura y portaba un sombrero gigante al que ellos denominaban pava e iba en un caballo, después que salía del mar.
El hecho sucedía a las 12 de la moche e incluso hay una anécdota donde se asegura que en una ocasión un sujeto había robado en una de las casas y se topó con el caballo y quedó en la vía. El individuo fue atrapado por la policía, porque quedó inconsciente”, comentó el hombre.
Sobre los supuestos sacrificios que habían en esa época en la casona del Peñón del diablo, Peñafiel dijo que nunca se confirmó tal situación, pero que en la excavación para edificar la nueva obra se descubrieron restos humanos.
Autoridades municipales buscan rescatar turísticamente El peñón del diablo.
BUSCAN ATRAER EL TURISMOActualmente el Gobierno, a través de gestiones municipales, ha invertido cerca de un millón de dólares, el lugar posee una hermosa vista hacia el mar, rodeado de casas reconstruidas y coloridos bares, además se divisa el muelle pesquero artesanal de Jaramijó.
Para la directora del departamento de Turismo del Gobierno Autónomo Descentralizado de Jaramijó (GAD), Geoconda Menéndez, el sitio está siendo adecuado para atraer el turismo y mantener e impulsar su historia.
“Buscamos dejar claro que hay una historia sentada en la zona, donde los moradores la hagan suya y se preparen para difundirla. En Jaramijó contamos con historia y cultura, pero no la sabemos difundir”, afirmó Menéndez.
Las autoridades turísticas y culturales del Municipio de Jaramijó proyectan la construcción de la denominada Plaza La Libertad, donde se levantará un museo con infraestructura para presentaciones artísticas, todo con el aval y aporte de Patrimonio Cultural y del Banco del Estado.
LUGARES TURÍSTICOSJennifer González, estudiante de quinto año de la facultad de Hotelería y Turismo de la Universidad Laica Eloy Alfaro, de Manabí, (Uleam) y habitante de este cantón, está interesada en impulsar este lugar turístico en la provincia y el país.
“Jaramijó tiene mucho potencial turístico que no ha sido explotado y que necesita ser impulsado”, sostiene González.
La futura profesional aseguró que en este sitio no solo se puede vender su infraestructura, sino la riqueza histórica que posee.
Sobre el “Peñón del diablo” dijo que se conoce como un lugar encantado, donde se habla incluso de la presencia de una sirena en la parte baja y de un ser maligno en la parte alta donde se ubicaba una casa al borde del abismo.