La dama de la alta costura, Coco Chanel, espió a sueldo del nazismo en una complicidad que incluso le llevó a Madrid (España) para servir al III Reich (tercer imperio, como se autocalificaba la dictadura alemana), según documentos desclasificados por el servicio secreto francés en torno a la siniestra memoria del colaboracionismo.
Sepultada en los archivos del Ministerio de Defensa francés, una ficha inédita hallada hace dos meses y destapada por un documental de la cadena pública France 3 confirma el rol de agente de la modista alias “Westminster”; referencia segura al que fuera su amante durante los años veinte, el duque de Westminster.
En la mañana del 23 de junio de 1940, apenas seis días después de que Pétain anunciase la capitulación de Francia y mientras Hitler atravesaba un París desierto junto a su Estado Mayor, los relojes de la capital se avanzaron una hora para marcar el huso de Berlín. Pese a ser declarada ciudad abierta, París huía de París.
Solo un mes más tarde y tras un breve asilo en Pau, a 50 kilómetros de los Pirineos, Gabrielle Bonheur Chanel recuperaba su exclusiva habitación en el Ritz de la parisiense plaza Vendôme; entonces convertido en cuartel general de la Luftwaffe, la fuerza aérea alemana.
Fue allí donde Coco, fruto de un encuentro fortuito en los pasillos, se enamoró del barón Hans Gunther von Dincklage, diez años más joven que ella, adjunto de la embajada del Führer en París y estrechamente vinculado a la Gestapo, la policía secreta alemana.
Era el comienzo de una relación que, según apunta la minuciosa entrega del programa “L’Ombre d’une doute. Les artistes sous l’Occupation” (La sombra de una duda. Los artistas bajo la Ocupación), terminó rebasando el ámbito sentimental.
Documentos incautados en 1945
“La producción arrancó justo cuando se dio con estos documentos clasificados; simplemente hemos sido los primeros en mostrarlos públicamente”, afirma el productor ejecutivo del proyecto, Frédéric Lusa, quien avisa que “nadie del equipo se expresará” al respecto a fin de evitar “cualquier toma de posición”.
Más contundente, el archivista y responsable del hallazgo, Frédéric Quéguineur, confirma que “no hay duda alguna” en torno a la validez de un documento que identifica a Coco Chanel como una agente al servicio de la Abwehr, la inteligencia militar alemana.
“Lo localizamos hace dos meses en una remesa de archivos que el servicio secreto francés incautó en Alemania en 1945”, relata Quéguineur, quien inició la desclasificación del lote hace un año y medio.
El episodio encaja en la biografía de la modista que firmó Hal Vaughan en 2011, “Sleeping With the Enemy, Coco Chanel secret war”, y según la cual la gran dama de la moda fue una “feroz antisemita” cuyo entusiasmo, a mitad de los años treinta, le llevó a loar a Hitler como un “gran europeo”.
No extraña así que en 1943, cuando la victoria comenzaba a inclinarse hacia el bando aliado, Chanel llegase a Madrid a fin de negociar la derrota alemana con el entonces embajador británico en España, cercano al primer ministro Winston Churchill, quien había tratado a la francesa durante su relación con el duque de Westminster.
Arrestada e interrogada
Cuando acabó la Guerra Mundial, la antigua Resistencia puso en funcionamiento la llamada “épuration” o limpieza de todas las personas que habían colaborado con los nazis. Coco Chanel fue arrestada e interrogada, y podría haber sido juzgada y ejecutada si no hubiera sido por sus contactos personales con Churchill. Huyó a Suiza con su amor alemán y volvió a París ocho años después para reabrir y lanzar al estrellato mundial su marca de modas: Chanel. La complejidad, la brillantez y el insufrible temperamento de Coco Chanel aún no se han descubierto del todo.