La tormenta de nieve anunciada como la peor de la historia en Nueva York, pasó finalmente por la ciudad sin mayores consecuencias; aunque ayer descargaba su furia más al noreste de Estados Unidos, en Nueva Inglaterra.
Millones de habitantes permanecían en sus hogares en el segundo día de esta tormenta invernal bautizada “Juno”, que de todos modos paralizó de manera inédita a la Gran Manzana desde el lunes por la tarde.
Las autoridades de Nueva York levantaron por la mañana la prohibición de circular a vehículos impuesta durante la noche. El servicio de transporte público, también cerrado en una medida excepcional, se reanudaba lentamente.
“La tormenta no fue tan grave como habían pronosticado los meteorólogos”, declaró el gobernador del estado de Nueva York, Andrew Cuomo.
Los pronósticos más pesimistas hablaban de hasta 90 centímetros de nieve, pero Central Park registraba unos 30 cm por la mañana según los medios locales, una cifra que de todos modos debería aumentar con el correr del día.
Ante esta situación, el alcalde Bill de Blasio tuvo que justificar las medidas adoptadas. “Mejor prevenir que curar”, declaró el responsable, que había afirmado la víspera que la tormenta podría ser una de las peores de la historia en la ciudad.
Las escuelas de Nueva York estuvieron cerradas ayer, al igual que la sede de Naciones Unidas. En cambio, Wall Street operaba.
El estado de emergencia fue decretado en siete estados del noreste y más de 7.100 vuelos fueron cancelados entre lunes y martes.
Aunque la inmensa mayoría respetó las consignas de seguridad, la tormenta se cobró una primera víctima mortal: un adolescente de 17 años murió en Suffolk (Long Island, este de Nueva York) mientras jugaba en trineo con amigos.
El hecho tuvo lugar en la noche del lunes en Huntington, a unos 60 kilómetros de Manhattan. El chico chocó contra un poste de luz y falleció.
ECUATORIANOS DESAFÍAN AL FRÍOEdison Esparza, corresponsal
en Nueva York, EE. UU.Antes de la llegada de la denominada “gran tormenta”, algunos ecuatorianos desafiaron a las bajas temperaturas.
Cuando los neoyorquinos se encierran en sus casas para evitar el frío y enfermedades respiratorias, compatriotas como Patricio Cuji no dejaban de asistir a la cancha de la calle 98 y Christie Avenue, en Corona, Queens, para jugar ecuavóley.
“El trabajo baja (debido al frío), y qué vamos a hacer en casa. Acá venimos a divertirnos, jugando lo que nos gusta. Podemos pasar todo el día jugando campeonatos y hasta tomamos nuestras bielas”, contó Cuji a EXTRA.
Otros aseguran que el invierno es propicio para incrementar sus ganancias. “Tengo mi comedor en mi casa, aquí vemos el fútbol, comemos, jugamos naipes”, afirmó Marthita Menoscal, oriunda de Chone, provincia de Manabí.
El naranjaleño Óscar Grijalva no le “para bola” a las bajas temperaturas y le saca provecho al mal tiempo con su negocio de comida.
“En mi carrito del sabor tenemos café, té, chocolates, bolones de queso, chuzos, hot dogs”, indicó Grijalva, quien combate el frío en las calles vestido con ropa térmica.