Acostada sobre unos cartones mojados, en una fría vereda de las calles Julián Coronel y Rocafuerte, una indigente cuyo nombre era desconocido para las personas del lugar se quejaba de dolor.
Vecinos y transeúntes por más que solicitaron el envío de una ambulancia al Cuerpo de Bomberos, esta no llegó. Al final, la desamparada fue llevada en un patrullero policial hasta una casa de salud, donde recibiría atención médica.
Estaba en una vereda, al pie del portal de una casa, rodeada de trapos sucios y vestida con ropa manchada de excrementos.
Con las piernas recogidas, la pobre mujer se quejaba de dolor. Se notaba un alto nivel de desnutrición en su cuerpo, tenía el semblante pálido y una tos que hacía sospechar a los vecinos de una enfermedad pulmonar.
Hace algunos días, los pillos se llevaron los pocos centavos que tenía la mujer gracias a la caridad que recibe de las personas. A estos sujetos no les importó su desgracia, solo robarle.
UNA PLEGARIA
Un hombre que pasó por el sitio oró al verla agonizante. Pidió a Dios que, en caso de que falleciera, recogiera su alma. Con dificultad para hablar, la indigente repetía ciertas partes de la plegaria. Lo hizo delante de la gente que suplicaba sea traslada hasta una casa de salud.
Los moradores, al ver que no llegaba la ambulancia, decidieron asear a la afectada. La cargaron y la llevaron al patio de una casa para bañarla. Ella temblaba con cada chorro del líquido que caía sobre su cuerpo.
LA VISTIERON
La moribunda fue vestida con una batona que le regaló una señora y como interior le colocaron un pañal grande. Todo esto lo hicieron los voluntarios mientras esperaban que la ambulancia llegue, pero esta nunca vino, ni siquiera porque los policías la solicitaron.
Cansados de esperar, la mujer fue trasladada en un patrullero hasta el Hospital Neurológico Alfredo Valenzuela, de Guayaquil, donde recibiría tratamiento para su dolencia.
VARIOS AÑOS CAMINANDO
La señora lleva años caminando por este sector. Primero lo hacía por el hospital Luis Vernaza y también pedía caridad en la entrada de la iglesia San Vicente.
Un vecino del barrio le traía comida, “pero creo que tiene días que no come. Ella dice sentir mucho dolor”, explicó Victoria Vera, una moradora del lugar. “Se dice que hay salud gratis, pero a nosotros se nos hizo difícil encontrarla para esta persona”, añadió Victoria, quien intentó junto a otras personas ingresarla en una casa de salud en el centro de la ciudad.
“Fue atropellada” Juan Lomas repentinamente apareció en el sitio, justo cuando la indigente era trasladada a la casa de salud. Aseguró que a la mujer la conocen como María. “No tiene hijos, pero sí familiares de apellido Ramírez. Ellos viven en la 24 y la L. Hace un tiempo cocinó para una familia Jijón. Su desgracia comenzó luego de ser atropellada por un carro”, dijo el hombre.
Lomas recordó que la noche anterior llegaron dos ambulancias para llevar a la señora a un hospital, pero ninguna logró su objetivo.