Un verdadero cuadro de dolor y angustia fue lo que se vivió ayer en el recinto Los Campos, de Salitre. En esa localidad fueron sepultadas una madre y sus dos hijas menores de edad, quienes murieron calcinadas en un incendio ocurrido la noche del miércoles pasado en la cooperativa San Francisco 2, de Guayaquil.
El voraz incendio consumió todo el inmueble de caña y madera mientras la joven madre dormía junto a sus niñas, ya que su conviviente estaba en su trabajo.
En el domicilio de Susana Almeida, donde se velaron los restos de Cinthia Johanna Cano Sánchez, de 24 años, y de sus hijas Scarlet Johanna, 6 años de edad, y Nubia Juley Franco Cano, de 3 meses, se apreciaba un cuadro desgarrador. Los familiares ya ni lágrimas tenían para derramar de tanta tristeza por sus seres queridos.
Hace siete años que Cinthia junto a su esposo Carlos Franco Contreras, de 27 años, partieron desde su natal Salitre hacia Guayaquil para encontrar días mejores, sin imaginarse que la felicidad que los embargaba se convertiría en llanto y desgracia. El hombre trabajaba hace varios meses en una empresa de juguetes de la ciudad. Aquel fatídico miércoles salió en la tarde a su trabajo como todos los días, sin pensar que a su retorno ya no encontraría a su amada y a sus niñas.
El salitreño abrazaba el féretro de ellas y decía: “Dios te llevaste el tesoro de mi vida, porqué Señor me castigas así, porqué te las llevaste”.
En tanto Antonia Sánchez, tía paterna de las niñas, con su voz entre cortada, dijo que se sospechaba que la causa del incendio fue un cortocircuito, donde perdió la vida sus sobrinas y su cuñada.
Bajo un radiante sol a las 16:00 y al compás de la música de un disc-jockey, donde a cada minuto se repetían las canciones Nadie es eterno en el mundo y Por algo siempre me han de recordar, se realizó el sepelio de las tres integrantes de la familia Franco Cano, en Salitre.