La muerte de dos menores de edad en manos de delincuentes despertó la alarma entre los moradores de la cooperativa Santiaguito Roldós, sur de Guayaquil. Familiares de las víctimas aseguraron que todo es obra de una banda que opera en el sector. Los jóvenes, de 17 y 15 años, salieron a pasear por el sector en una moto. Todo parecía normal hasta que, aproximadamente a las 22:30, cuatro sujetos los siguieron hasta la manzana 36, donde hacían su recorrido. “A pesar que en el lugar se contaron cerca de 11 casquillos de bala, en una de las víctimas solo se aprecia un impacto en el tórax y en el otro hay dos perforaciones en su cuerpo”, expresó el fiscal de turno Francisco Campos. “Karla” y “Jeanina”, dos jovencitas que viven a escasos 20 metros del lugar de los hechos, recordaron que ellas estuvieron a punto de quedar atrapadas en medio de la balacera. “Nosotras regresábamos de comprar, veníamos caminando por el mismo lugar, vimos a los chicos que pasaron y cuando ya estábamos abriendo la puerta para entrar se armó la balacera”, relataron. Las dos hermanas junto a la madre, quien les abrió la puerta, apenas alcanzaron a lanzarse al piso horrorizadas por lo que pasaba afuera. “Después que pasó todo salimos a mirar y ya los chicos estaban ahí tirados”, expresó. La víctima de apenas quince años fue ingresado en un subcentro de salud, ubicado a pocos metros, ya que dio señales de vida, pero murió en cuestión segundos, mientras su compañero había perdido la vida en el mismo instante de la balacera. Pasaron los minutos y la presencia de la Policía fue necesaria en el sector. Personal de Criminalística acudió para el respectivo levantamiento de los cuerpos, previo análisis del lugar para encontrar huellas que arrojen pistas de los culpables. “A mi sobrino me lo matan por envidia”, gritó una mujer que se acercó en silla de ruedas reclamando justicia por la muerte del joven de apenas 17 años. “Los asesinos de mi sobrino son ‘Cabeza de Tarro’, Elías y Mishel. Ellos tienen aterrorizado a todo este sector y son mandados por un tipo que recién salió de la penitenciaría”, señaló entre lágrimas. Ella aseguró que su familiar jamás tuvo problemas con los presuntos asesinos, pero “ellos siempre le tenían envidia a mi sobrino y por eso lo mataron, pero no les tengo miedo, yo sé donde viven esos tipos y si me matan bien, pues ya he vivido suficiente”, declaró indignada. Respecto al otro adolescente de 15 años, se conoció que sus padres viven en el extranjero y se había preparado para el regreso a clases este lunes. Varios moradores se quejaron porque se sienten abandonados, al considerar que en el sector son constantes los enfrentamientos a bala. “Esto es tierra de nadie, aquí parece que la justicia no existe”, reclamó una residente. “Salieron a comprar pañales y los ‘fumones’ los mataron” Luego de haber pasado la noche y madrugada más amarga de sus vidas, los familiares de los dos menores de edad abatidos en la Santiaguito Roldós no tuvieron más remedio que realizar los trámites legales para poder sepultarlos. Varios familiares indicaron que los muchachos, de 15 y 17 años, no eran delincuentes y que salieron a comprar en la tienda pañales para el bebé de uno de ellos. “Estos sujetos pertenecen a una banda de vagos, ladrones y ‘fumones’ que asaltan a cualquiera que sale por la noche. No respetan nada y sin duda algo debió pasar y los chicos que viajaban en la moto no se dejaron, los enfrentaron y los otros les dispararon”, expresaron. Eran estudiantes Los fallecidos estudiaban y uno de ellos laboraba como albañil junto a su padre por la temporada de vacaciones para mantener a su hijo. A estas dos familias no les quedó otra alternativa que tomar los cuerpos de sus hijos y llevarlos hasta una sala de velaciones. En el sector muy pocos quieren hablar del caso y solo pidieron mayor resguardo policial. (VCHY)
La muerte de dos menores de edad en manos de delincuentes despertó la alarma entre los moradores de la cooperativa Santiaguito Roldós, sur de Guayaquil. Familiares de las víctimas aseguraron que todo es obra de una banda que opera en el sector. Los jóvenes, de 17 y 15 años, salieron a pasear por el sector en una moto. Todo parecía normal hasta que, aproximadamente a las 22:30, cuatro sujetos los siguieron hasta la manzana 36, donde hacían su recorrido. “A pesar que en el lugar se contaron cerca de 11 casquillos de bala, en una de las víctimas solo se aprecia un impacto en el tórax y en el otro hay dos perforaciones en su cuerpo”, expresó el fiscal de turno Francisco Campos. “Karla” y “Jeanina”, dos jovencitas que viven a escasos 20 metros del lugar de los hechos, recordaron que ellas estuvieron a punto de quedar atrapadas en medio de la balacera. “Nosotras regresábamos de comprar, veníamos caminando por el mismo lugar, vimos a los chicos que pasaron y cuando ya estábamos abriendo la puerta para entrar se armó la balacera”, relataron. Las dos hermanas junto a la madre, quien les abrió la puerta, apenas alcanzaron a lanzarse al piso horrorizadas por lo que pasaba afuera. “Después que pasó todo salimos a mirar y ya los chicos estaban ahí tirados”, expresó. La víctima de apenas quince años fue ingresado en un subcentro de salud, ubicado a pocos metros, ya que dio señales de vida, pero murió en cuestión segundos, mientras su compañero había perdido la vida en el mismo instante de la balacera. Pasaron los minutos y la presencia de la Policía fue necesaria en el sector. Personal de Criminalística acudió para el respectivo levantamiento de los cuerpos, previo análisis del lugar para encontrar huellas que arrojen pistas de los culpables. “A mi sobrino me lo matan por envidia”, gritó una mujer que se acercó en silla de ruedas reclamando justicia por la muerte del joven de apenas 17 años. “Los asesinos de mi sobrino son ‘Cabeza de Tarro’, Elías y Mishel. Ellos tienen aterrorizado a todo este sector y son mandados por un tipo que recién salió de la penitenciaría”, señaló entre lágrimas. Ella aseguró que su familiar jamás tuvo problemas con los presuntos asesinos, pero “ellos siempre le tenían envidia a mi sobrino y por eso lo mataron, pero no les tengo miedo, yo sé donde viven esos tipos y si me matan bien, pues ya he vivido suficiente”, declaró indignada. Respecto al otro adolescente de 15 años, se conoció que sus padres viven en el extranjero y se había preparado para el regreso a clases este lunes. Varios moradores se quejaron porque se sienten abandonados, al considerar que en el sector son constantes los enfrentamientos a bala. “Esto es tierra de nadie, aquí parece que la justicia no existe”, reclamó una residente. “Salieron a comprar pañales y los ‘fumones’ los mataron” Luego de haber pasado la noche y madrugada más amarga de sus vidas, los familiares de los dos menores de edad abatidos en la Santiaguito Roldós no tuvieron más remedio que realizar los trámites legales para poder sepultarlos. Varios familiares indicaron que los muchachos, de 15 y 17 años, no eran delincuentes y que salieron a comprar en la tienda pañales para el bebé de uno de ellos. “Estos sujetos pertenecen a una banda de vagos, ladrones y ‘fumones’ que asaltan a cualquiera que sale por la noche. No respetan nada y sin duda algo debió pasar y los chicos que viajaban en la moto no se dejaron, los enfrentaron y los otros les dispararon”, expresaron. Eran estudiantes Los fallecidos estudiaban y uno de ellos laboraba como albañil junto a su padre por la temporada de vacaciones para mantener a su hijo. A estas dos familias no les quedó otra alternativa que tomar los cuerpos de sus hijos y llevarlos hasta una sala de velaciones. En el sector muy pocos quieren hablar del caso y solo pidieron mayor resguardo policial. (VCHY)