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Nicola Rothon carga a su hija en brazos. Le da de lactar y al mismo tiempo explica que la niña nacida de sus entrañas el pasado 8 de diciembre del 2011 no existe.
No es un cuento ni tampoco una historia inventada. Es la dura realidad que atraviesan Nicola y su pareja Helen Bicknell.
La pequeña que concibieron mediante inseminación artificial no consta en ningún registro de inscripción. Es como si fuera invisible ante la ley de este país.
El problema surge cuando Helen y Nicola se acercaron al Registro Civil a inscribir a su hija y les informaron que dos mujeres no pueden ser “padres” de una criatura, ya que “son datos constitutivos de la inscripción de un nacimiento los nombres y los apellidos del padre y la madre”.
Desde ahí empezó todo el enredo jurídico que impide a la pareja ser legalmente las madres de Satya Amani como escogieron llamar a su nena.
Helen y Nicola son británicas, mantienen una relación sentimental desde hace 14 años y hace 3 tomaron la decisión de formar un hogar.
Su relación es legalmente reconocida en su país de origen. En Ecuador la unión de hecho está amparada por la Constitución.
Ecuador era el país adecuado
Helen explica que si el parto era en Inglaterra podían inscribir a la niña sin ninguna dificultad y luego traerla a Ecuador, pero no quisieron hacerlo porque escogieron que el alumbramiento sea en la tierra donde fue concebida, consideran que este país es adecuado para que Satya crezca.
Además, acota Nicola, es más fácil que sea inscrita aquí y luego obtenga la nacionalidad británica porque ambas son de allá.
Aunque quisieran registrar en Inglaterra a la bebé, tampoco pueden hacerlo porque para ello requieren el documento del país donde nació.
Para “evitarse” tanto lío a la pareja les dijeron que registren a la niña como si Nicola fuera madre soltera, es decir que Satya lleve solo sus apellidos.
“Ella (Nicola) no es madre soltera. Si accedemos a eso, no podré tener derechos sobre mi hija”, aclara Helen.
“No se trata de una simple cuestión de apellidos, sino del amparo legal que implica tener una familia”, apunta Nicola, quien se embarazó.
Sus argumentos son básicos: si Nicola muere, Helen no podría cuidar de la bebé, porque legalmente estaría impedida de hacerlo.
Ambas contemplan todos los escenarios. “¿Qué pasaría si nos separamos? No tendría derecho a ver a mi hija. Tampoco estaría obligada a pasar una pensión alguna”, dice Helen.
“Que la ley sea justa”
No es que piensen en terminar la relación. Solo quieren dejar claro que su única pretensión es que la ley sea justa y no desampare a la criatura.
Por lo anterior, las madres expusieron su caso ante la Defensoría del Pueblo, que al examinar su situación promulgó una acción de protección para que Satya pueda ser atendida en cualquier casa de salud si llegara a necesitar atención médica.
Cuatro meses de edad tiene Satya Amani. Su nombre significa “La verdadera paz”.
Ayer se iba a realizar la audiencia para encontrar una solución entre la Defensoría del Pueblo y el Registro Civil.
La diligencia que estaba prevista para las 15:00 en el Tribunal Tercero de lo Penal de Pichincha se suspendió sin fecha acordada.