Solo habían pasado 15 minutos y España podía celebrar su tercer torneo importante en apenas cuatro años. Es cierto, quedaba mucho partido, y enfrente estaba Italia, una selección que había sido casi impecable en la Euro, pero la demostración de los chicos de Vicente del Bosque no dejaba lugar a dudas, salvo catástrofe, el trofeo volvería a donde salió hace unos meses.
Esos primeros compases del partido fueron pura magia. La “roja” no desplegó su juego de posesión de costumbre, por el contrario, dejó un poco la elaboración en manos de sus contrincantes, pero en cuanto recuperaba la pelota, la tocaba con una velocidad inaudita. Pases de primera intención, paredes, pelotas filtradas, carreras, y el gol.
GIGANTE XAVI
Porque el gol merece un párrafo aparte y la primera mención de un nombre y apellido gigantes: Xavi Hernández.
El mediocampista del Barcelona había llegado al encuentro envuelto en dudas. Que si estaba viejo, que si no podía mantener el ritmo durante 90 minutos…
Y las borró todas de un plumazo, de una pincelada. Un pase perfecto a Cesc Fàbregas, que controló la pelota en el corredor del área y centró como los dioses para la aparición de David Silva, que sólo debió rematar a la red.
Gol a velocidad supersónica. Tan bueno que sorprendió incluso a los propios españoles, quienes debieron soportar diez minutos de presión italiana.
Un pequeño pedazo de susto, que terminó cuando los del técnico Vicente Del Bosque recordaron que, aun sin tener la posesión habitual (47% al descanso), seguían siendo el equipo más técnico y el que más cómodo se sentía con la pelota.
AUMENTA ALBA
Y entonces cayó el segundo gol. Y de nuevo tuvo el mismo nombre y apellido, Xavi Hernández, aunque con un escudero que apunta a la grandeza, Jordi Alba.
El nuevo lateral del Barcelona de España hizo la cabalgata del mundial, corrió como si el alma de Usain Bolt le hubiera invadido el cuerpo y definió como si de pronto se hubiera transformado en Romario, tras recibir el pase más hermoso posible de los pies del insigne número 8.
Desde entonces no hubo mayor problema.
Italia lo intentó con sus armas, pero era claramente inferior y España esperaba el momento justo para asestar la estocada mortal.
En realidad esta llegó desde el propio campo transalpino. Thiago Motta, quien había entrado apenas hacía unos instantes, abandonó el campo al minuto 60 con una lesión muscular.
Cesare Prandelli había gastado sus tres cambios y, si con 11 la remontada era impensable, con 10 era simplemente imposible.
Dominio español
Los dos goles restantes fueron consecuencia del enorme dominio español y coronaron a Xavi no solo como el mejor jugador del partido, sino como el autor de la mejor actuación individual de la Eurocopa 2012.
Fernando “Niño” Torres cumplió con el trámite de definir ante el arquero de Italia, Buffon, en el primero tras el pase del catalán y después de otro servicio magistral, asistió a Mata para el cuarto tanto.
Después, todos a celebrar la página de la historia que se había escrito en Kiev. La España de 2008-2012 puede presumir ser el mejor equipo de todos los tiempos. Se convirtió en bicampeón de la Euro (2008 y 2012), además de haber conseguido la “triple corona” (2008 y 2012, la Euro; y, la 2010, el Mundial de Sudáfrica).