Sobre la cama y con una profunda herida en el cuello fue encontrado el cadáver de Luis Alfonso Peralta Males, quien la noche del miércoles, a las 21:00, fue visto por última vez con vida por sus conocidos y clientes.
La tranquilidad que se vivía la mañana de ayer en la parroquia de Guayllabamba se alteró repentinamente cuando a las 09:00 de ayer las familias que habitan por el parque central se enteraron que al vecino Alfonso lo asesinaron dentro del cuarto. Los moradores no podían creer la noticia, porque el hombre, de 40 años, se llevaba muy bien con la vecindad.
La víctima tenía un puesto de venta de frutas en la planta baja de la vivienda que alquilaba entre las calles Diez de Agosto y Simón Bolívar.
El miércoles fue un día normal para el negociante, hasta que llegó la hora de cerrar el local en la noche, no sin antes comunicarse con uno de sus abastecedores de frutas aproximadamente a las 21:00. Desde esa hora no se supo nada más de Alfonso, quien subió al dormitorio, ubicado en la segunda planta del inmueble, a descansar y al siguiente día iniciar su trabajo tempranito.
CUBIERTO CON ALMOHADA
De las primeras investigaciones de la Policía se presume que el negociante de frutas, oriundo de la ciudad de Otavalo, y que hace varios años llegó a vivir en Guayllabamba, fue victimado pasada la medianoche del miércoles, luego de que el o los asesinos cubrieron su cabeza con una almohada, para después fugar del sitio, bajando las escalinatas sin hacer ruido.
Los vecinos presumen que un conocido de la víctima llegó a visitarlo por la noche o madrugada, por eso abrió la puerta y permitió su ingreso.
Los clientes comentaron que el negociante, una vez que cerraba el local no atendía a nadie así insistieran. (HA)
No abrió el local
La mañana de ayer, los vecinos que llegaban tempranito a comprar frutas o verduras se admiraron de ver que el local estaba cerrado, porque a las 06:00 Luis Alfonso atendía a sus clientes.
A las 09:00 aproximadamente, una prima acudió a la casa de Alfonso y encontró la puerta cerrada. Pese a que golpeaba con insistencia nadie le respondía. Fue una vecina que acompañó a la pariente para abrir la puerta y saber qué sucedía.
En un primer instante pensaron que Alfonso madrugó para hacer una diligencia, pero la sorpresa que se llevaron fue tremenda al ingresar al dormitorio y verlo inmóvil sobre la litera.
Creyendo que seguía dormido con la almohada cubriéndole el rostro, un allegado se acercó para despertarlo, pero se llevó una espeluznante sorpresa al descubrir que su ser querido fue degollado.
Su prima corrió a comunicar el hecho a la Policía de la parroquia.
Miembros de Criminalística y de la Brigada de Homicidios recabaron indicios en la escena del delito para iniciar las investigaciones y establecer los móviles del asesinato.
Los agentes tomaron versiones a los vecinos para saber si escucharon algo extraño por la noche, pero comentaron que no sabían nada.
En medio del dolor de la familia, el cadáver fue llevado a la morgue, mientras que los deudos de Luis Alfonso lamentaban su muerte.