Una metralleta y una pistola utilizaron dos sujetos para eliminar a dos jóvenes que en compañía de sus convivientes se hospedaban en un hotel.
La noche del martes, pasadas las 22:00, las balas zumbaron dentro de dos habitaciones, la 110 y 111, donde descansaban tranquilamente dos parejas, oriundas de la Costa.
Dentro del hotel El Balcón, ubicado entre las calles Río de Janeiro y Salinas, centro de Quito, sucedió el atentado criminal en contra de Jonathan David Calderón Defaz y Walter M., oriundos de la provincia de Los Ríos.
BALEADOS
Por la fría noche, la puerta principal de ingreso a la casa de hospedaje estaba cerrada, en la sala de espera se encontraban el recepcionista que aguardaba la llegada de clientes que repentinamente llegan a cualquier hora del día, noche y madrugada.
Hasta las 22:00, reinaba la tranquilidad en las habitaciones del hotel, los huéspedes descansaban en sus literas, cuando de pronto varias detonaciones de armas de fuego retumbaron en el interior del hotel.
De las indagaciones preliminares recopiladas en el lugar, al sitio hace unos días habían llegado a hospedarse varias parejas, en la planta baja, en una de las habitaciones estaban Jonathan y Blanca, mientras que en otro cuarto estaban Walter y Rosario.
En el segundo piso estaban alojadas otras dos parejas, de quienes se presume estuvieron en el hotel hace varios días. Pasadas las 22:00, las dos mujeres que acompañaban a los sujetos que ocupaban las habitaciones 208 y 204, en el segundo piso, bajaron con unas maletas y solicitaron al recepcionista que les abriera la puerta.
Minutos después bajaron dos individuos que acompañaban a las dos mujeres. Repentinamente uno de los individuos sometió al recepcionista amenazándole con un arma de fuego.
El otro tipo, portando una pistola, enseguida fue hasta el pasillo del hotel donde estaban las habitaciones 110 y 111.
Al llegar a la puerta de la habitación 111 golpearon con insistencia para que les abrieran.
Después de escuchar los golpes, Jonathan Calderón se levantó para mirar por detrás del vidrio de la ventana quién lo buscaba. Pero apenas hizo a un lado la cortina dos balazos impactaron en su cuerpo, cayendo al piso herido, en medio de la angustia de su compañera de alcoba.
Mientas esto sucedía en la habitación 111, el otro desconocido golpeaba la puerta donde estaba Walter con su compañera.
A las insistentes llamadas y como la pareja no abrió la puerta, el individuo la forzó e ingresó violentamente, portando en una de sus manos una metralleta. Enseguida el hombre armado buscó a su víctima que se había ocultado en el baño, donde fue encontrada y baleada.
El furioso individuo con el arma de fuego de grueso calibre descargó varios balazos en contra de Walter, quien quedó herido de gravedad.
Los criminales convencidos que eliminaron a los jóvenes salieron en precipitada carrera del hotel para unirse a las dos mujeres, que se presume los esperaban en un taxi para poder huir con rumbo desconocido.
Jonathan Calderón murió a los pocos segundos, mientras que su amigo al estar con vida fue auxiliado y llevado a una casa de salud, donde quedó con vigilancia policial.
Miembros de Homicidios y Criminalística llegaron al lugar para recabar evidencias y testimonios para realizar las investigaciones y así establecer el móvil del hecho de sangre, donde resultó victimado un joven, de 23 años. (HA)
Trabajadoras sexuales
Las investigaciones realizadas por los policías permitieron conocer que las jóvenes que acompañaban a Jonathan y Walter eran trabajadoras sexuales, quienes laboraban en distintos centros nocturnos de La Mariscal.
Las mujeres, oriundas de Quevedo y Santo Domingo de los Tsáchilas, en compañía de sus parejas se hospedaban en hoteles cercanos a su lugar de trabajo.
Para que rindan versiones de los hechos, el recepcionista y las acompañantes del fallecido y del herido fueron llevados a la Policía Judicial de Pichincha para que aporten con información.
La mañana de ayer, la Policía acudió a la casa de salud para saber el estado del paciente, mientras que la madre del fallecido llegó a la morgue para realizar retirar los restos de su ser querido.