Una serie de preguntas surgieron en torno a la muerte de un colombiano y un ecuatoriano, quienes fueron encontrados en una guardarraya. A cada uno le habían realizado varios disparos, en un sector de la provincia Santo Domingo.
El hallazgo que se reportó en la madrugada fue en la vía Rocafuerte 19 y Nuevo Israel, desde donde los campesinos alertaron a la Policía y varios agentes acudieron para realizar el levantamiento de los cadáveres.
Comuneros dijeron que no vieron ni escucharon nada. Los agentes que hicieron la inspección creen que los lugareños por temor a represalias no colaboraron con información.
Consta en el parte policial que una de las víctimas fue Carlos Arturo Guerrero Castro, de aproximadamente 30 años, de nacionalidad colombiana, quien tenía cinco disparos en la cabeza, uno en el pecho y otro en la mano derecha.
Entre las pertenencias que tenía el occiso se le encontró una cédula de ciudadanía emitida en Colombia, una tarjeta andina, una licencia de conducir emitida por el Ministerio de Transporte de Colombia y una tarjeta de débito de Bancolombia. En un bolso café había la llave de un vehículo, una agenda y varias tarjetas de presentación.
Del cuello del “paisa” pendía un rosario de plata, que quedó manchado de sangre, y en la mano derecha llevaba un aro.
Al revisar los archivos de la Policía Nacional, Guerrero no tenía antecedentes.
Con dispositivo satelital
El otro cadáver fue de un ecuatoriano identificado como Marcelo Rubén Quinteros Quinteros. Por la documentación que portaba se deduce que se trataba de un militar en servicio pasivo, según consta en el informe policial.
La víctima, que vestía camisa y pantalón, presentaba seis heridas en la cabeza, producidas por arma de fuego. Además, tenía en el bolsillo un dispositivo satelital conocido como Gps.
Los cadáveres estaban boca abajo y en los alrededores los agentes recogieron 13 vainas percutidas calibre 9 milímetros.
Los investigadores creen que probablemente los asesinos los ejecutaron en ese sector despoblado que carece de alumbrado público.
Los fallecidos permanecen en la morgue del Cementerio Central de Santo Domingo y hasta el cierre de esta edición los familiares no los retiraban.