Por 1.500 dólares dos policías ahora se enfrentan a la justicia ordinaria, pues se salvaron de ser castigados por los comuneros. Todo habría pasado entre el viernes y la madrugada del sábado. Los cabos segundos Leonardo Mantilla Chito y Diego Armando Cepeda Arévalo, quienes brindaban servicio en Quito, aprovecharon sus días francos para acudir hasta Illagua Chico, en Quisapincha, y con engaños sacar de su casa al dirigente Juan Toala.
Los policías, vestidos de civil, llegaron hasta la plaza Primero de Mayo, lugar por donde vive el dirigente. Después de informarle que eran agentes le solicitaron que los acompañe para conocer el sector.
Una vez en la camioneta lo sacaron de la comuna y ya lejos empezaron a intimidarlo. Descaradamente le solicitaron 1.500 dólares por la libertad. Tanto Mantilla como Cepeda decidieron que pedirían el rescate desde Quito y emprendieron la marcha a la capital.
No les resultó
Los familiares del dirigente todavía se preguntan cómo obtuvieron información del domicilio. Los presuntos extorsionadores amenazaron a Toala con matarlo si la familia no entregaba de inmediato la plata.
Pero bien dice que el “diablo mal paga a sus devotos”. En Yambo un familiar les devolvió la llamada y les manifestaron que ya tenían la cantidad exigida.
La ambición por el dinero fácil hizo que los dos uniformados retornaran para Ambato, pero en la entrada a Píllaro notaron que tenían poca gasolina y decidieron ingresar a la gasolinera.
La suerte estuvo con Juan aquella madrugada, por el lugar pasó un patrullero y el dirigente sin miedo alguno empezó a gritar que lo auxiliaran. El patrullero acudió al llamado y fue cuando Juan Toala denunció que lo habían plagiado.
Los policías de servicio activo fueron detenidos y a las 13:00 del sábado el juez Tomás Barrionuevo, Primero Temporal de Garantías Penales, dictó prisión preventiva contra Mantilla y Cepeda, quienes fueron custodiados por sus compañeros hasta el Centro de Rehabilitación Social.
El dirigente retornó junto a su familia después de varias horas de terror en manos de dos personas encargadas de brindar seguridad a la comunidad.
(Yadilajsa)