Confiado tomó como pasajeros a una pareja que le pidió una carrera hasta el centro de Guayaquil.
Pero Roberto Pérez no rodó ni dos cuadras cuando la mujer que estaba sentada atrás le apuntó con algo en la cintura. Y junto con el cómplice, que iba en el asiento del copiloto, lo insultaron y lo desviaron del camino.
La odisea de este taxista informal empezó en la 11 y Cuenca. Cuando pasaba por allí, cerca de la medianoche, un hombre y una mujer le hicieron una señal para que les haga una carrera hasta el malecón.
Apenas rodó dos cuadras cuando la mujer lo sorprendió con un arma de fuego. Le vendaron los ojos y el sujeto que la acompañaba tomó el volante.
No sabe dónde lo llevaron, pero en el lugar lo dejaron bajo custodia de otras personas.
Después de unos minutos que no escuchó voces, se sacó la venda y por más que intentó reconocer el sitio, no pudo. Caminó por un buen tramo hasta que sin querer llegó a una calle principal, era la vía Perimetral, por la entrada de la línea 8.
Más tarde, un agente llamó por teléfono a Iván Larreta para preguntarle si el Aveo azul, placa GQN-291, era de su propiedad.
El ciudadano le contestó que efectivamente él era el dueño y que el carro se lo alquilaba a Pérez para que lo trabaje como taxi amigo.
El uniformado además le informó que dentro del carro encontraron un arma de fuego.
Los dos ciudadanos acudieron a la Policía Judicial del Guayas para presentar la denuncia. (CCQ)