México despidió ayer con mariachis a la legendaria cantante Chavela Vargas, fallecida el domingo a los 93 años, con una ceremonia en la tradicional plaza Garibaldi en Ciudad de México, antes del masivo velatorio previsto para hoy en el Palacio de Bellas Artes.
Durante la madrugada, los restos de la artista, que nació en Costa Rica, pero se hizo famosa en México, fueron trasladados desde la ciudad de Cuernavaca, donde falleció después de pasar una semana hospitalizada por una bronconeumonía, hacia la capital mexicana.
DESPEDIDA PÚBLICA
Tras un velorio al que solo pueden acceder familiares y personas cercanas, el féretro fue llevado en la tarde a la plaza Garibaldi, punto de reunión de los mariachis en el centro de la capital, para recibir el tributo póstumo de sus colegas.
María Cortina, amiga y biógrafa de la cantante, dijo que la intérprete quería despedirse en una plaza pública rodeada de su pueblo.
La cantante Eugenia León y dos de los músicos que acompañaron a Vargas en sus últimas presentaciones, Juan Carlos “Che” Allende y Miguel Peña, iniciaron el desfile musical con los temas que la artista hizo famosos, como Volver, El último trago, Un mundo raro, La llorona y Paloma negra.
En la misma plaza Garibaldi están ubicadas varias de las cantinas donde solía reunirse con figuras también emblemáticas de la música mexicana como José Alfredo Jiménez, Agustín Lara, Pedro Infante, entre otros.
Luego del homenaje, los restos de Vargas serían llevados a pie, en medio de sones de trompetas, al Palacio de Bellas Artes, que abrirá sus puertas hoy para que miles de mexicanos puedan despedirla en una ceremonia que reserva México para las grandes figuras de su cultura.
El cadáver de Chavela Vargas será luego incinerado y sus cenizas quedarán esparcidas en el cerro del Chalchi, cerca del poblado de Tepoztlán, donde la cantante pasó los últimos años de su vida.
La intérprete, caracterizada por una voz ronca, afectada por el alcohol y el cigarro, convirtió en clásicos sus versiones de rancheras interpretadas con particular pasión.
VIDA DE LEYENDA
También construyó una vida de leyenda por su relación con el alcohol, su lesbianismo y su amistad con algunas de las figuras relevantes de la cultura mexicana del siglo XX, como los pintores Frida Kahlo y Diego Rivera, así como de América Latina y España como el cineasta Pedro Almodóvar y el cantautor Joaquín Sabina.
Creyente de los chamanes, no quiso recibir hemodiálisis ni entubación para ayudarla a respirar. Su pasión por estas figuras era tal que siempre aparecía luciendo amuletos y talismanes realizados por ellos. “Yo no voy a morir porque soy una chamana y nosotros no nos morimos, nosotros trascendemos”, dijo Vargas el viernes pasado. Esa noche, un grupo de admiradores se acercó al hospital para llevarle serenata.
CONDOLENCIAS
Los mensajes de pesar por su muerte seguían llegando desde diversos lugares del mundo.
“La hondura de su voz inigualable y su refinada interpretación de la canción popular mexicana destacaron en la oscura y compleja vida de Chavela Vargas, que hizo que la ranchera un género musical predominantemente masculino cobrara nuevos matices al ser cantada por una mujer”, señaló el diario Granma, del Partido Comunista Cubano.
Por su parte, Almodóvar, que utilizó varias canciones de Chavela Vargas en películas como Tacones lejanos y Kika, le dedicó una carta pública titulada “¡Adiós, volcán!”.
“Con su desaparición se pierde una manera de cantar llorando, un quejío inigualable, una expresividad fuera de lo común. Unos cojones y unos ovarios nunca vistos en la música popular desde la muerte de (el cantor argentino de tangos) Roberto Goyeneche”, señaló Sabina.
Cantantes como Julieta Venegas, Paulina Rubio, Lila Downs y Jenni Rivera se sumaron a las múltiples expresiones de pesar.
México D.F. (AFP)
México despidió ayer con mariachis a la legendaria cantante Chavela Vargas, fallecida el domingo a los 93 años, con una ceremonia en la tradicional plaza Garibaldi en Ciudad de México, antes del masivo velatorio previsto para hoy en el Palacio de Bellas Artes.
Durante la madrugada, los restos de la artista, que nació en Costa Rica, pero se hizo famosa en México, fueron trasladados desde la ciudad de Cuernavaca, donde falleció después de pasar una semana hospitalizada por una bronconeumonía, hacia la capital mexicana.
DESPEDIDA PÚBLICA
Tras un velorio al que solo pueden acceder familiares y personas cercanas, el féretro fue llevado en la tarde a la plaza Garibaldi, punto de reunión de los mariachis en el centro de la capital, para recibir el tributo póstumo de sus colegas.
María Cortina, amiga y biógrafa de la cantante, dijo que la intérprete quería despedirse en una plaza pública rodeada de su pueblo.
La cantante Eugenia León y dos de los músicos que acompañaron a Vargas en sus últimas presentaciones, Juan Carlos “Che” Allende y Miguel Peña, iniciaron el desfile musical con los temas que la artista hizo famosos, como Volver, El último trago, Un mundo raro, La llorona y Paloma negra.
En la misma plaza Garibaldi están ubicadas varias de las cantinas donde solía reunirse con figuras también emblemáticas de la música mexicana como José Alfredo Jiménez, Agustín Lara, Pedro Infante, entre otros.
Luego del homenaje, los restos de Vargas serían llevados a pie, en medio de sones de trompetas, al Palacio de Bellas Artes, que abrirá sus puertas hoy para que miles de mexicanos puedan despedirla en una ceremonia que reserva México para las grandes figuras de su cultura.
El cadáver de Chavela Vargas será luego incinerado y sus cenizas quedarán esparcidas en el cerro del Chalchi, cerca del poblado de Tepoztlán, donde la cantante pasó los últimos años de su vida.
La intérprete, caracterizada por una voz ronca, afectada por el alcohol y el cigarro, convirtió en clásicos sus versiones de rancheras interpretadas con particular pasión.
VIDA DE LEYENDA
También construyó una vida de leyenda por su relación con el alcohol, su lesbianismo y su amistad con algunas de las figuras relevantes de la cultura mexicana del siglo XX, como los pintores Frida Kahlo y Diego Rivera, así como de América Latina y España como el cineasta Pedro Almodóvar y el cantautor Joaquín Sabina.
Creyente de los chamanes, no quiso recibir hemodiálisis ni entubación para ayudarla a respirar. Su pasión por estas figuras era tal que siempre aparecía luciendo amuletos y talismanes realizados por ellos. “Yo no voy a morir porque soy una chamana y nosotros no nos morimos, nosotros trascendemos”, dijo Vargas el viernes pasado. Esa noche, un grupo de admiradores se acercó al hospital para llevarle serenata.
CONDOLENCIAS
Los mensajes de pesar por su muerte seguían llegando desde diversos lugares del mundo.
“La hondura de su voz inigualable y su refinada interpretación de la canción popular mexicana destacaron en la oscura y compleja vida de Chavela Vargas, que hizo que la ranchera un género musical predominantemente masculino cobrara nuevos matices al ser cantada por una mujer”, señaló el diario Granma, del Partido Comunista Cubano.
Por su parte, Almodóvar, que utilizó varias canciones de Chavela Vargas en películas como Tacones lejanos y Kika, le dedicó una carta pública titulada “¡Adiós, volcán!”.
“Con su desaparición se pierde una manera de cantar llorando, un quejío inigualable, una expresividad fuera de lo común. Unos cojones y unos ovarios nunca vistos en la música popular desde la muerte de (el cantor argentino de tangos) Roberto Goyeneche”, señaló Sabina.
Cantantes como Julieta Venegas, Paulina Rubio, Lila Downs y Jenni Rivera se sumaron a las múltiples expresiones de pesar.
México despidió ayer con mariachis a la legendaria cantante Chavela Vargas, fallecida el domingo a los 93 años, con una ceremonia en la tradicional plaza Garibaldi en Ciudad de México, antes del masivo velatorio previsto para hoy en el Palacio de Bellas Artes.
Durante la madrugada, los restos de la artista, que nació en Costa Rica, pero se hizo famosa en México, fueron trasladados desde la ciudad de Cuernavaca, donde falleció después de pasar una semana hospitalizada por una bronconeumonía, hacia la capital mexicana.
DESPEDIDA PÚBLICA
Tras un velorio al que solo pueden acceder familiares y personas cercanas, el féretro fue llevado en la tarde a la plaza Garibaldi, punto de reunión de los mariachis en el centro de la capital, para recibir el tributo póstumo de sus colegas.
María Cortina, amiga y biógrafa de la cantante, dijo que la intérprete quería despedirse en una plaza pública rodeada de su pueblo.
La cantante Eugenia León y dos de los músicos que acompañaron a Vargas en sus últimas presentaciones, Juan Carlos “Che” Allende y Miguel Peña, iniciaron el desfile musical con los temas que la artista hizo famosos, como Volver, El último trago, Un mundo raro, La llorona y Paloma negra.
En la misma plaza Garibaldi están ubicadas varias de las cantinas donde solía reunirse con figuras también emblemáticas de la música mexicana como José Alfredo Jiménez, Agustín Lara, Pedro Infante, entre otros.
Luego del homenaje, los restos de Vargas serían llevados a pie, en medio de sones de trompetas, al Palacio de Bellas Artes, que abrirá sus puertas hoy para que miles de mexicanos puedan despedirla en una ceremonia que reserva México para las grandes figuras de su cultura.
El cadáver de Chavela Vargas será luego incinerado y sus cenizas quedarán esparcidas en el cerro del Chalchi, cerca del poblado de Tepoztlán, donde la cantante pasó los últimos años de su vida.
La intérprete, caracterizada por una voz ronca, afectada por el alcohol y el cigarro, convirtió en clásicos sus versiones de rancheras interpretadas con particular pasión.
VIDA DE LEYENDA
También construyó una vida de leyenda por su relación con el alcohol, su lesbianismo y su amistad con algunas de las figuras relevantes de la cultura mexicana del siglo XX, como los pintores Frida Kahlo y Diego Rivera, así como de América Latina y España como el cineasta Pedro Almodóvar y el cantautor Joaquín Sabina.
Creyente de los chamanes, no quiso recibir hemodiálisis ni entubación para ayudarla a respirar. Su pasión por estas figuras era tal que siempre aparecía luciendo amuletos y talismanes realizados por ellos. “Yo no voy a morir porque soy una chamana y nosotros no nos morimos, nosotros trascendemos”, dijo Vargas el viernes pasado. Esa noche, un grupo de admiradores se acercó al hospital para llevarle serenata.
CONDOLENCIAS
Los mensajes de pesar por su muerte seguían llegando desde diversos lugares del mundo.
“La hondura de su voz inigualable y su refinada interpretación de la canción popular mexicana destacaron en la oscura y compleja vida de Chavela Vargas, que hizo que la ranchera un género musical predominantemente masculino cobrara nuevos matices al ser cantada por una mujer”, señaló el diario Granma, del Partido Comunista Cubano.
Por su parte, Almodóvar, que utilizó varias canciones de Chavela Vargas en películas como Tacones lejanos y Kika, le dedicó una carta pública titulada “¡Adiós, volcán!”.
“Con su desaparición se pierde una manera de cantar llorando, un quejío inigualable, una expresividad fuera de lo común. Unos cojones y unos ovarios nunca vistos en la música popular desde la muerte de (el cantor argentino de tangos) Roberto Goyeneche”, señaló Sabina.
Cantantes como Julieta Venegas, Paulina Rubio, Lila Downs y Jenni Rivera se sumaron a las múltiples expresiones de pesar.