Un reguero de sangre en el piso, un dedo cortado, botellas de licor, prendas de vestir ensangrentadas y un machete quedaron como evidencias de un cruel asesinato.
En la escena del espeluznante crimen además estaban un llavero, una navaja y vidrios de botellas de cervezas rotas y cajas de cigarrillos. Una de las canchas deportivas del sector de la Mena Dos, sur de Quito, se convirtió la noche del jueves y la madrugada de ayer en una cantina, donde sujetos bebían y festejaban por adelantado el feriado del 10 de Agosto.
Para los vecinos del lugar, las canchas que existen en la ciudadela donde habitan cientos de familias se convierten por las noches en lugares donde individuos de distintas edades se dedican a libar, drogarse y armar violentas peleas.
MACHETEADO
La madrugada de ayer, unos tipos se reunieron para libar en las gradas de una de las canchas de indorfútbol.
Las horas transcurrían y la cabeza de los bebedores se llenaba de licor, por lo que empezaban a emitirse las primeras ofensas, reclamos, amenazas y agresiones, físicas y verbales.
En medio del intenso frío de la madrugada, los trasnochadores fumaban e ingerían trago, hasta que aproximadamente a las 03:00 se originó una riña fenomenal, donde la víctima fatal fue Wilson Gustavo Larrea.
En medio de la gresca, uno de los sujetos sacó un machete y destrozó al hombre de 28 años.
El agresor le propinó varios machetazos en distintas partes del cuerpo, dejándolo mortalmente herido en el piso, mientras que en cuestión de segundos el homicida y otros tipos desaparecieron del sitio antes de que amanezca.
AGONIZANDO PEDÍA AYUDA
El escándalo fue escuchado por una de las vecinas, quien al mirar por detrás de la ventana de su casa pudo observar a un joven completamente ensangrentado.
Angustiada y con temor llamó a los paramédicos del 911 para que brinden los primeros auxilios al herido.
Desesperadamente, la moradora dejó a un lado el miedo y salió de su hogar, estremeciéndose al ver a un individuo bañado en sangre, que casi se arrastraba por el pasaje con profundas heridas de arma blanca en la cabeza, rostro, cuello, brazos y manos.
Pese a estar mal herido y casi agonizando, la víctima solicitó ayuda a la señora.
Las palabras de desesperación, angustia y agonía de Wilson Gustavo Larrea fueron: Acolíteme, acolíteme, ayúdeme, ayúdeme por el amor de Dios”, hasta que llegaron los paramédicos para llevarlo al hospital del Sur, donde falleció por la gravedad de las heridas y la pérdida de sangre.
Miembros de la Brigada de Homicidios y Criminalística llegaron al lugar y hallaron el dedo cortado de la víctima entre las hierbas, así como también el machete con el que fue agredido, el cual fue abandonado entre las barandas de la ventana de un inmueble del barrio.
Con la recopilación de evidencias y versiones de vecinos, la Policía inició las investigaciones para hallar al homicida. (HA)