Más no se podía pedir. El primer día del Quito Fest fue pura explosión. El polvo se levantaba con fuerza cada vez que los fanáticos giraban en remolino para agitar sus melenas de arriba hacia abajo.
Entre los grupos que destacaron están los guayaquileños Black Sun. Tan potentes con su metal que merecieron el efusivo aplauso de los cientos de espectadores.
Entendidos en la movida musical ecuatoriana, los catalogan como una de las bandas nacionales con mayor crecimiento de los últimos tiempos. Y no es para menos, ya que su segundo disco grabado en Alemania los ha colocado en ese lugar.
Desde Francia llegó The Walking Dead Orchestra, arribó al país hace unas semanas atraído por la escena metalera local. En este tiempo han grabado un documental donde registran sus anécdotas en tierras ecuatorianas.
Trabajaron junto a Descomunal en la elaboración de un nuevo disco como parte de los festejos por los diez años de vida artística de la agrupación nacional.
Al terminar su presentación en el Itchimbía se tomaron una fotografía teniendo como fondo al público.
La tarde continuó con Mortal Decisión, Muscaria y Torture Squad (Brasil). Cada banda demostró que fue convocada a participar en el festival por su excelente calidad musical.
El espectáculo no hubiera sido el mismo sin la entrega del público. Cada vez que las cuerdas de las guitarras o las voces de los cantantes se tornaban más guturales, los espectadores respondían con saltos y gritos que convertían el show en una especie de ritual al más puro estilo del buen rock.
No importaba edad. Había desde niñas que no pasaban de los 10 años, hasta adultos con varias décadas encima. Todos disfrutaron del evento.