Geovany vivió una infancia dolorosa, pero ahora como la transgénero Andrea Tamara trata de llenar su vida de momentos alegres y olvidar los episodios que la marcaron con fuerza.
Dejó su apariencia rebelde, su ropa negra y pasión por el rock para hormonizar su cuerpo y de a poco cambiar su aspecto masculino por el femenino. Apenas se maquilla, pero piensa hacer un cambio extremo. Por el momento no tiene glúteos bien abultados, ni pechos pronunciados. Andrea Tamara trabaja como vendedora puerta a puerta en un almacén de artículos varios.
Se considera una persona muy tolerante, pero cuando alguien la saca de sus casillas es capaz de caerle a golpes. Como evidencia de ello en una de sus manos tiene cicatrices de viejas riñas.
Su vida cambió hace tres años cuando decidió ser una trans. Se fijó en una joven a quien le contó sus penas del pasado, al principio, comenta Andrea Tamara que la relación fue muy buena y fruto de esa relación amorosa nació una bella niña. Luego de algún tiempo las cosas no fueron bien y se separó de la madre de su hija.
Este fracaso le provocó una depresión y posteriormente tomó la decisión radical de ser lo que ahora es: Andrea Tamara, una trans de 25 años.
DECEPCIONES Y SUICIDIO
Durante su niñez tuvo duras experiencias como ver el suicidio de su madre y también de ser abusado por un familiar.
Creyó que su abuela, aquella anciana mal genio y estricta que la castigaba con látigo, era su verdadera progenitora.
A los 6 años se enteró que su hermana mayor era su verdadera madre. Le costó mucho llamarla así. “Solo una vez se lo dije”, recordó con tristeza.
Al año de enterarse de esta verdad le tocó vivir junto a ella. Pero al poco tiempo tuvo una amarga experiencia, el suicidio de ella.
“Recuerdo aquel día en que mi mamá me pidió desesperada que le pasara un cable de luz y le pregunté para qué lo quería, ella me dijo que era para guindar una carne”, contó la trans.
Una vez con el cable en sus manos, su mamá se metió en su cuarto y le encomendó que si no salía en cinco minutos buscara a su padrastro que estaba fuera de la casa.
“Mi hermano y yo miramos por un hueco y vimos cómo nuestra madre se colgó de un palo del techo de la casa de caña. En el primer intento falló, pero en el segundo ella quedó arrodillada. No sabía qué hacer, sentía algo por dentro”, señaló Andrea.
Luego de ver esto salió corriendo de su casa y al pasar por un puente cayó al agua. “Casi me ahogó, pero alguien me sacó”, dijo con las manos sudorosas.
Nunca supo por qué su madre se suicidó, pero piensa que se debió a los traumas que habría tenido de niña. “Mi abuela era muy dura, demasiado estricta”.
Sola y sin contar con nadie anduvo de casa en casa pidiendo posada, viviendo en medio de su soledad.
Antes de esto, ella también fue abusada. En la casa de su abuela, un allegado le robó su inocencia, este secreto no lo reveló a sus familiares porque fue amenazado.
Escribía canciones
Antes de convertirse en la trans Andrea Tamara, Geovany fue roquero e incluso su pasión por este género musical lo motivó a escribir algunas canciones.
Ella no sabe si ahora como trans continuará con ese gusto por las bandas roqueras.
También recordó que en la escuela y colegio sus compañeros lo molestaban por tener una voz fina y suave. Pero, a pesar de las burlas y del abuso del que fue víctima, confesó que sentía atracción por ciertas chicas. Tuvo pocos romances que no duraron.
Para borrar todo rastro de su vida pasada hace pocos meses eliminó su cuenta en la red social Facebook con el nombre de Geovany y se hizo una nuevo con los de Andrea Tamara. Tomar esta decisión fue dura, pero la hizo, a pesar de las diversas reacciones de sus familiares y amigos. (GS)
“Ella busca su camino”
“La mayoría de las personas de la comunidad (Gays, Lesbianas, Bisexuales, Trans e Intersexo) han tenido sus primeras experiencias homosexuales con sus mismos familiares o cercanos, ya sea por violación o por voluntad propia. Pero esto no influye en la verdadera orientación sexual.
Andrea ha decidido ser lo que realmente quiere ser, una trans. Ella se siente bien y eso es lo que cuenta”, manifestó Gonzalo Abarca, activista bisexual.
“No es el único caso en que un trans o gay tiene hijos, hay infinidades”, añadió.