El cansancio de haber viajado 14 horas desde Londres a Quito no fue impedimento para que el atleta olímpico Álex Quiñónez, antes de ir a su natal Esmeraldas, visite en Quito la Fundación “Guagua Quinde”, que acoge a 100 niños de bajos recursos económicos.
El motivo de la visita del velocista a la institución fue solo uno: agradecer al niño misterioso que le envió una carta en la que le deseaba suerte y le daba ánimo para llegar primero en la final de los 200 metros.
“Allá en Londres, pese a tener el apoyo de mucha gente te sientes solo. Un día llegó una carta de un niño en la que no recuerdo muy bien lo que decía, pero me daba mucho aliento para hacer las cosas bien. Eso me hizo saber que todo el país está contigo. En la final corrí con la imagen de esa carta en mi mente, me arrodillé y oré por ese chiquito”, dijo Álex, mientras abrazaba a los niños de la fundación.
NO APARECIÓ EL CHIQUILLO
La visita fue sorpresa para los pequeños. Álex buscó a quien le escribió esa carta, pero nunca apareció el chiquillo misterioso. “No saben quién le escribió, solo puedo decir que quien lo hizo es el ángel que me acompaña en todas mis competiciones y me empuja en los tramos finales”, declaró.
El cariño que el atleta siente por los más pequeños es inmenso porque recuerda momentos de su niñez que fueron difíciles de superar por la pobreza y la falta de apoyo que tuvo para ser corredor.
“A los niños solo les digo que se esfuercen mucho, que todo lo que hice en Londres lo hice por ellos. Hubo un niño en particular que estuvo a mi lado siempre, ese fue Adriano, es mi sobrino, pero lo quiero como a un hijo, él me dice papá y es mi inspiración”.
“SOY FELIZ”
Ser el séptimo hombre más rápido del mundo a Álex no le ha quitado la sencillez y humildad que le caracterizan, pese a sentirse cansado el deportista saca fuerzas de lo más hondo de su ser para brindar una sonrisa a quienes llegaron a las instalaciones del Ministerio del Deporte para felicitarlo, tomarse una foto, pedir un autógrafo o simplemente ver quién es el hombre que corrió a lado de la “Bala Humana”, el jamaicano Usain Bolt.
“Estoy feliz por todo lo que sé ha dado y por la gente que me respalda. Agradezco al Ministerio del Deporte porque me ha apoyado cuando otros no creían en mí. Para llegar a esa competencia tuve que sacrificar muchas cosas, me he perdido el compartir con mi familia alguna fiesta o un momento especial, pero todo eso lo he hecho para superarme”, comentó.
“SOMOS IGUALES”
Algo que Álex recuerda de su participación en los Juegos Olímpicos es el miedo que le querían hacer sentir al competir con Bolt.
“En este mundo todos somos iguales, allá todos me preguntaban qué sentía al correr con el hombre más rápido del mundo, querían saber si estaba nervioso y sí lo estaba, pero no era por él, era por quedar bien con todo el Ecuador. Bolt es un gran deportista, pero es un ser humano como yo. La prensa me preguntaba si admiraba a Usain Bolt y les dije que no, que me admiro a mí mismo porque tengo el coraje y estoy dispuesto a hacer lo mismo que él puede hacer”.
El competir ante la atenta mirada de miles de espectadores que se dieron cita al Olímpica Park de Londres puso nervioso a Quiñónez, quien por un momento pensó en abandonar la carrera.
“Antes de cada competencia tuve sentimientos encontrados, me ponía a pensar qué iba a pasar y veía tanta gente que me miraba, por unos segundos me daban ganas de salir a la carrera y dejarlo todo, quería correr hasta donde no hubiera tanta gente, me daba miedo eliminarme de la competencia”, contó.
BUENA PROPUESTA
El club Barcelona de España está interesado en tener en sus filas al deportista de elite Álex Quiñónez, esta propuesta le hicieron llegar algunos agentes deportivos al atleta.
Al respecto dijo el velocista: “Es una gran oferta la que tuve, pero no quise decirles nada. Primero quiero estar en mi país y compartir con mi gente, lo que quiero es quedarme aquí para seguir entrenando y representando a mi tierra, a mi Esmeraldas querida que es todo para mí. Deseo ser de corazón criollo y esmeraldeño”.
SE SUBEN A LA CAMIONETA
Álex Quiñónez confesó que cuando le dieron la noticia de que había logrado llegar a la final hubo personas que nunca lo apoyaron en su preparación, sin embargo ese día aparecieron.
“Terminé mi competencia, me fui a cambiar y de ahí me dirigí a la pista de calentamiento para aflojar los músculos, de pronto veo a mi entrenador Jorge Casierra, quien siempre ha estado a mi lado y a otras personas que no estuvieron junto a mí cuando debían estar y justo ese rato aparecieron, solo llegaron para decirme que llegué a la final”, sentenció. (ABA)