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Vinces, de París Chiquito a ciudad de las sandías

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Las tierras vinceñas se convierten en el sitio de migración de los productores de sandía. La calidad de las tierras y las horas de sol hacen a esta hortaliza incluso más dulce que las de otras zonas.
Los agricultores calculan que hay 200 hectáreas nuevas en esta parte de la provincia de Los Ríos.
Milton Anzules llegó desde Valdivia, de Daule, (Guayas) hasta Vinces, porque el arroz no le dejaba ganancias.
Lo acompaña en su trabajo diario una Toyota verde de los 70 y tres de sus hermanos en Cristo, su esposa y su pequeño Roberto.
Casi todo Valdivia se mudó a trabajar en sandiales porque este cultivo requiere mano de obra para riego, fertilización, siembra de semilleros, trasplante, limpieza y cosecha.
La Casa de Tejas, San Antonio, La Vergara, Punta del Este, San Lorenzo, La Pampa, La Cubana, Candilejo son pueblos en donde la gente dejó el arroz por la hortaliza que le da mejores réditos. Los comerciantes las llevan hasta Guayaquil, Babahoyo y Quito.
Anzules tiene, con otros dos socios, 20 hectáreas cerca de la vía. Pero con sus amigos de Valdivia y sus hermanos de religión manejan alrededor de 200 hectáreas de una de las hortalizas de mayor demanda en Ecuador.
Lo importante para él y sus amigos es que la producción interna evita que se importen mayores cantidades desde Perú. “Nuestra sandía es de excelente calidad, tan dulce porque el sol pega fuerte”.
Gasta 2.000 dólares por hectárea, pero trabaja menos que en el arroz y gana más.
“Ahora bajó un poco el precio de la sandía. La grande la pagan a 3 dólares los mayoristas. Aunque aquí producimos de todo tamaño. El problema es que las heladas, el cambio de clima y los insectos  pegan fuerte. El pulgón, mosca blanca y los trips arremeten y los productos para controlarlos son caros. Hay unos de 50 dólares que alcanzan para tres hectáreas”, dice Anzules.
Gasta 7.000 dólares en las 3 cuadras y mete 3.000 matas de sandía por cuadra.
Gilberto Alvarado, también de Daule, tiene 20 hectáreas en Macul y Vinces, y no tiene intenciones de regresar, ya que hay buen mercado para la sandía.
El experto en horticultura, Manuel Donoso, expresó que la zona, así como parte de Ventanas y Quevedo, es apta para el cultivo de esta fruta, por lo que la productividad está garantiza.
Wilson Cerezo tiene su sembrío en la zona conocida como La Virginia, en Babahoyo, y cultiva 2.000 sandías por cada una. “Me pagan uno y dos dólares, pero si tiene manchas por el ataque de plagas el valor es  menor”, indicó. Cosecha cada 15 días.
Parte de su producción la vende al borde de la vía que pasa por el baipás de Babahoyo y que conduce hasta Guayaquil.
En Macul y más cerca de Vinces ganan 15 dólares todo el día, más almuerzo y merienda, porque la fruta que cultivan necesita de mucho cuidado.
La gran demanda se da por sus propiedades. La sandía posee propiedades depurativas, según el experto. Es recomendable en problemas renales o de las vías urinarias. Es indicada en dietas de adelgazamiento. Su consumo produce sensación de saciedad.
Su contenido en fibra ayuda a limpiar los intestinos y favorece la eliminación de residuos tóxicos.
La sandia ayuda a mantener la presión arterial y es aconsejable para reforzar el sistema inmunológico. Masticar las semillas es bueno para la salud de la próstata.
Es recomendable para aprovechar así al máximo sus propiedades tomarla en ayunas o fuera de las comidas, ya que al ser prácticamente agua tiende a fermentar si la tomamos como postre.
La citrulina, fitonutriente de esta fruta, es convertida por ciertas enzimas en arginina que es un aminoácido que estimula el óxido nítrico que relaja los vasos sanguíneos que es el mismo efecto que produce el viagra, por lo cual puede ser efectiva en el tratamiento y prevención de la disyunción eréctil.
Anzules alquila esos terrenos, que incluyeron una casa pequeña de madera, a orillas de la vía, pero en medio del terreno una parte destina a la soya, donde en el próximo verano sembrará sandía, pues en invierno el exceso de agua hace que esas tierras solo sean aptas para el arroz.
Estas zona de la provincia de Los Ríos son tradicionales productoras de arroz y banano, aunque también una buena parte se dedica a la cría de ganado bovino.
Sin embargo, uno de los problemas que enfrentan los agricultores es el ataque de langostas que dañan la fruta y que no le permiten lograr mejores precios. “La fruta que tiene manchas, rayones o daños en la corteza cuesta menos, aunque sea grande”, manifiesta Cerezo.
Por eso cree que el Gobierno debería capacitarlos y darles apoyo técnicos para volver más rentable el cultivo.
Pedro Ignacio Cerezo tiene 76 años y es el padre de Milton, recalcó que hay un agresivo ataque de plagas, pero que los agricultores deben aprender a vivir con ellas, por cuanto desde hace muchos años el Estado no les da asesoría técnica.
Tampoco tienen acceso a créditos del Banco Nacional de Fomento (BNF). Su hijo a veces debe endeudarse con prestamistas para poder sacar adelante su cultivo.

Arroz: El Ministerio propone usar matababosas

El ministro de Agricultura, Javier Ponce, anunció ayer algunas estrategias y recomendaciones para bajar la incidencia de los caracoles que afectan a 120 mil hectáreas.
Mencionó a productos con metaldehído. “Este es soportable si tiene una presencia del 5% en distintos productos químicos que se usan para el control de las plagas. Vamos a usarlo intensivamente, combinando con prácticas culturales que  nos parecen fundamentales para el control de esta plaga”. Entre ellas, como lo anunció EXTRA hace un mes, nivelación de suelos.
“Son medidas que las   trabajamos con los agricultores; hemos tenido cursos y prácticas de campo con 2.500 productores y esperamos llegar a 6.500”, agregó el funcionario.
Diego Vizcaíno, director de la Agencia Ecuatoriana de Aseguramiento de la Calidad del Agro (Agrocalidad), corroboró lo dicho por Ponce: “Tenemos las pruebas de que este producto no tiene un impacto sobre el medio ambiente”.
Por eso, junto con el Instituto Nacional de Investigaciones Agropecuarias (Iniap), seguirán con una campaña contra el caracol manzana, el causante de la caída de la producción de arroz y del ataque de plagas como la sogata, barrendor, pyricularia, sarocladium, hidrelia, sanduchero y otras.
“Hicimos un barrido de capacitación en Manabí, Guayas, Los Ríos y El Oro, paralelamente Agrocalidad e Iniap han hecho pruebas. La capacitación durará tres meses”, señaló el funcionario, quien tiene el soporte de Imelda Félix, experta de Agrocalidad que ahora piensa dedicar esfuerzos al combate del caracol africano, que causa daño a las plantaciones de frutas.
Esta semana el Gobierno culminó la capacitación a 7.500 productores. “Los primeros resultados son satisfactorios con metaldehido al 5% con un control muy eficiente de los caracoles, aplicados a una dos de 3 kilogramos por hectárea, que no causa efectos en el medio ambiente y los seres vivos”, resaltó Vizacaíno.
Ayer Agrocalidad publicó una resolución en la que faculta a las empresas a que comercialicen los productos con metaldehído y les da un plazo de hasta 120 días para ampliar su registro de uso.
“El solo uso de los matababosas no va a controlar el caracol, esa práctica es complementaria a todas las demás. Vamos a salir bien y de aquí en adelante  obtendremos mejores resultados (en producción)”, señaló.
El manejo integrado de plagas ayuda también al control de las otras enfermedades e insectos del arroz.

Los campesinos con respuestas

Emerson Pantaleón y Washington Briones, técnicos contratados por la Junta de Usuarios de Riego de América Lomas, tienen una parcela experimental con excelentes resultados:buenos macollos, panículas y espigas.
“Está mejor que las granjas oficiales. Nosotros hacemos aplicaciones preventivas para evitar el gusano barrenador del tallo, uno de los causantes de la baja producción de arroz.
 Con la intención de matar a los caracoles, que este año causaron una baja del 60% en las cosechas de invierno, los agricultores comenzaron a utilizar insecticidas tan fuertes que mataron la fauna benéfica y debilitaron las plantas.  En la zona de La Jagua, en la vía que conduce de Jujan a Babahoyo, el uso de endosulfán provocó la muerte de tilapias y un matababosas la intoxicación de Domingo Futoso, según los campesinos.
Eso hizo a las plantas propensas al ataque no solo del gusano barrenador del tallo, sino de la sogata  (insecto transmisor de la cinta blanca), hidrelia, sanduchero, chinches y el más peligroso de los insectos, porque puede acabar con la producción, el ácaro blanco, presente en ElOro.
Las enfermedades como la pyricularia y el sarocladium también afectan a los cultivos y generan una baja producción o granos vanos.



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