A doce días del primer aniversario del asesinato del empresario Francisco Espinoza, la justicia condenó a 25 años de prisión a tres de los imputados como autores materiales. A un cuarto sindicado lo sentenciaron a dos años de reclusión por encubridor.
Los implicados son Drayson Andrés Arenas Ortiz (ecuatoriano), Ferney Correa Cárdenas y John Felipe Ubate Peña (colombianos). El encubridor es Martín Horacio Pino Molina (“paisa”).
El juez Milton Castillo, presidente del Tribunal Quinto de Garantías Penales de Pichincha, ordenó que los cuatro culpables cumplan su condena en el mismo centro carcelario donde se encuentran actualmente, es decir en el ex penal García Moreno.
Según el relato de la Fiscalía, el crimen ocurrió a las 19:45 del 2 de septiembre del 2011 cuando Francisco Espinoza se dirigía a su domicilio, situado en Miravalle, al oriente de la capital. Viajaba en su vehículo Mitsubishi Montero, de placa PSP-844, cuando fue interceptado por unos motorizados que le dispararon a quemarropa por cuatro ocasiones, muriendo al instante.
A pocos días del homicidio, el 20 de septiembre, mediante un operativo denominado “Envigado”, la Policía capturó a una banda de sicarios conformada por siete hombres ecuatorianos y colombianos y que estaba liderada por César Flores, quien fue asesinado en enero de este año dentro de prisión. A ellos se les atribuían varios homicidios sucedidos en la capital.
Más tarde se descubriría que entre los planes de la organización estaba eliminar al viceministro del Interior, Javier Córdova. Además, planeaban una fuga masiva en diferentes recintos carcelarios para liberar a unos 25 delincuentes.
A lo largo del proceso se develaron detalles que en un principio apuntaron al socio de Espinoza, Néstor Marchán, como el aparente mentalizador del crimen, para lo cual supuestamente había contratado a los mercenarios. Se presentaron triangulaciones de llamadas telefónicas que los relacionaban.
Por estas sospechas la Policía también lo detuvo y pasó ocho meses encerrado. Recuperó su libertad en mayo pasado junto a otros tres procesados, pues la Fiscalía determinó que no existían indicios que los vincularan con el homicidio.
La liberación se dio porque en el transcurso de las investigaciones el Ministerio Público descubrió que si bien parte de las llamadas telefónicas fueron realizadas desde el celular de Néstor Marchán, quien en realidad las hizo fue su hijo Patricio Marchán Rivadeneira, que además utilizó su línea personal.
A partir de ese momento Patricio Marchán es buscado por la Policía, al igual que Cristina Arango Pareja, quien sería parte de la banda criminal.
Según las indagaciones, el motivo del asesinato a Francisco Espinoza sería por enemistades entre el empresario con Néstor y Patricio Marchán, luego de que el negocio de relojes que pusieron juntos presentara problemas de liquidez.
Espinoza decidió abandonar la sociedad y vender sus acciones a Patricio, pues proporcionó una fuerte suma de dinero a la empresa que nunca le fue devuelta. Hizo una serie de denuncias graves ante la Superintendencia de Compañías.
Esto provocó que Espinoza se enfrentara verbalmente con padre e hijo, debido a que sus denuncias obligaron la presencia de un interventor de la institución para evaluar la situación de la empresa. (VS)