En cinco meses, la idea de tres jóvenes emprendedores tomó forma y se convirtió en el centro cultural La cuchara de San Marcos.
El proyecto de transformar al planeta en un mundo mejor llevó a las hermanas Criollo a crear un lugar en donde las personas aprendan a comer sano y rico, y sobre todo utilizar las miles de cosas que a diario se botan a la basura, pero que pueden manipularse hasta lograr verdaderas obras de arte.
Una jugosa bicicleta
El lugar está llenó de ingeniosos objetos que admiran a quienes lo visitan.
En el restaurante, la novedad es la “bicicleta juguera”, con la cual buscan incentivar al ahorro de energía a través de la diversión.
Cristina Criollo, una de las dueñas del lugar, explicó que tenían en casa una licuadora vieja y una bicicleta que ya nadie usaba. Con la ayuda de algunos amigos adecuaron los dos objetos y hoy el novedoso artefacto sirve para realizar una gama de jugos.
“Solo hay que pedalear a un buen ritmo y la licuadora empieza a funcionar, a las personas les encanta”, manifestó Cristina.
Después de unas cuantas pedaleadas y ya un poquito cansado, “Mike” terminó licuando toda la fruta colocada en el vaso como un jugo fresco y natural, listo para ser consumido.
Los jugos cuestan normalmente dos dólares, pero si la persona lo realiza en la bicicleta el valor es de tan solo 1,50, así que la pedaleada tiene su recompensa.
Cristina aseguró que aproximadamente 50 personas al mes han ido únicamente por probar un jugo hecho con puro esfuerzo.
Pero esta no es la única sorpresa que el restaurante ofrece, pues para todos quienes disfrutan de la comida tradicional La cuchara de San Marcos vende guatita, seco de chivo y yaguarlocro orgánico, todos estos platos con un sello 100% saludable y delicioso.
Los precios de cada platillo varían entre los 4 y 15 dólares. El lugar es especialista en comida vegetariana.
Todo es reciclado
Definitivamente La cuchara de San Marcos es una caja de sorpresas, pues encontrará una mezcla de creatividad y buen gusto.
A unos cuantos pasos del restaurante está habilitada la tienda de arte en reciclaje.
“Normalmente la gente piensa que lo reciclado es feo o es basura, pero aquí pueden observar que lo que tenemos es verdaderamente bello”, expresó Cristina.
Dentro de la tienda pueden encontrarse magnetos hechos con plástico de botella, joyerías con cds reutilizados, carteras de llantas de bicicletas, agendas hechas con acetatos y joyas a base de papel de revista.
Para Lorena Criollo, lo que se expone en la tienda es en realidad obras de arte, hechas por las manos de artesanos ingeniosos, para quienes todo sirve, desde un plástico hasta una llanta.
“Lo importante aquí es la creatividad, con eso puede llegarse a hacer grandes cosas”, mencionó la joven.
Los valores varían entre 3 y 25 dólares, dependiendo la laboriosidad de cada producto.
Para Lorena, la tienda es un verdadero referente de la cultura y el ingenio ecuatoriano.
Las hermanas también dictan talleres para personas de todas las edades, por dos horas al día a un precio muy cómodo.
“La idea es que la gente salga haciendo cosas bonitas con materiales que pensamos que ya no sirven”, finalizó.
Con manos nacionales
La cuchara de San Marcos también cuenta con una galería de arte en reciclaje, en la cual varios artistas ecuatorianos exponen su obra.
Infinitas formas y figuras hechas con manos de ecuatorianos, quienes saben reconocer el valor de cada material.
Las obras se exponen todos los días y todos los artesanos de reciclaje pueden usar este salón para mostrar sus más innovadoras ideas.
Cristina, con la ayuda de su esposo y su hermana, ha plasmado sus ideales de cuidado y protección al planeta a través de La cuchara de San Marcos y están confiados en que más personas se interesarán en aprender trucos sencillos para vivir mejor.