Un guardia de seguridad de un lujoso conjunto habitacional, Bambolí, fue asesinado a puñaladas la madrugada de ayer, posteriormente arrastraron el cadáver fue arrastrado y abandonado en la cuneta de la avenida La Bengala, frente a la garita que ocupaba en Santo Domingo de Los Colorados.
“¡Sería venganza!”, exclamó una vecina. La señora, quien pidió la reserva de su nombre, tiene una pequeña tienda en su casa. A las 20:00 del lunes, aproximadamente, el celador Paulino Arichavala (37 años) tocó la ventana de su domicilio y le pidió media cajetilla de cigarrillos para el frío.
Fue la última vez que lo vio con vida. Ayer, a las 04:00, la misma mujer se despertó con la bulla que hacían en la calle. Se asomó por la ventana y se encontró con varios patrulleros frente a su hogar.
A cinco metros cruzando la calle estaba un hombre boca arriba tendido en el suelo, la señora no sabía que se trataba del celador hasta que un agente se le acercó y le explicó el caso, seguidamente le preguntó si escuchó algo.
La fémina con las manos en la cara, asombrada por la noticia, empalideció, lastimosamente no oyó nada y no pudo aportar mayores datos a la Policía.
HALLARON LAS PERTENENCIAS
Las primeras investigaciones apuntan que el crimen se dio en la garita, un pequeño cuarto de un metro por ochenta centímetros, ubicado en la entrada principal del conjunto residencial, sobre una calle que está adoquinándose.
En ese cuartito los gendarmes hallaron las pertenencias del celador. Un celular, un radio Motorola, un cargador, un impermeable, una gorra y una silla. En las paredes y en el suelo había sangre, aún estaba fresca y se deslizaba por un costado del muro. A pocos metros estaba la moto.
Un patrullero del sector pasó por esa calle con las balizas encendidas, a baja velocidad y no vieron nada fuera de lo común. Diez minutos después los agentes regresaron por una llamada que advertía sobre un hombre en la calle y se toparon con el guardia muerto.
El fiscal Víctor Hugo Alcívar junto con los agentes de Criminalística realizaron el levantamiento del cuerpo.
LO SACARON DE LA GARITA
Los asesinos sacaron el cuerpo de la garita, arrastraron el cadáver por un trayecto de seis metros y lo dejaron en la calle, donde pasan líneas de buses y además une a la urbanización Los Rosales con el baypass Quinindé-Chone.
El fallecido tenía heridas de arma blanca en el rostro, cuello, manos y pecho.
A las 06:00 de ayer, varios compañeros del celador llegaron al lugar, entristecidos por el hecho, expresaron que el occiso tenía trabajando tres años para la empresa y siete meses en el conjunto habitacional Bambolí.
A las 02:00 de ayer fue el último reporte que recibió Julio Calapaquín de su compañero de labores Paulino Arichavala.
No pudo cumplir su sueño
Paulino Arichavala laboró como celador durante 15 años. Se fue sin realizar su sueño: tener una casa y un automóvil.
Mónica Pantoja, de 31 años, manifestó que se despidió de él el miércoles a las 19:00, después la desgracia se ensañaba con ella. Una llamada de la Policía le dio la terrible noticia: se quedó viuda.
Fue a la morgue y allí en una bandeja fría encontró muerto al hombre con quien compartió 15 años de su vida. Abrazó el cadáver de su esposo y al mismo tiempo le pedía que abra los ojos, que reviva, las palabras se iban como el viento ante el cuerpo inerte de su cónyuge.
Al poco rato la mujer cayó al piso, llena de dolor y pena, un hermano la levantó y la sacó casi arrastrada, seguido de otros vecinos que lloraron amargamente la inesperada muerte del hombre que se ganó el aprecio de propios y extraños, quienes se congregaron en la sala de necropsia para darle el último adiós. El celador dejó dos hijas menores de edad en la orfandad.