Con la nariz deformada, producto de aspirar cocaína, quedó el magnate escocés James “Jamie” Brown. El magnate millonario se retiró de los negocios tras haber acumulado una considerable fortuna a través de especulaciones inmobiliarias.
Pero el dinero no le trajo precisamente la felicidad, sino la capacidad de financiar una brutal adicción a la cocaína. Hasta el punto de que su reciente ficha policial muestra cómo el esnifar exorbitantes cantidades del polvo durante nueve años puede terminar por colapsar la nariz.
Brown, según han informado diversos medios de comunicación británicos, ha empezado a cumplir cinco años de prisión. El pasado mes de diciembre, la Policía lo detuvo en la ciudad de Gales mientras conducía un exclusivo vehículo Bentley descapotable.
Tras la respectiva requisa en el vehículo, los agentes encontraron escondido en el sistema de ventilación y el mecanismo de la capota un costoso “extra”: cocaína por un valor de estimado en más de 200.000 euros.
Y por si esto no fuera poco, cuando los agentes registraron la habitación del hotel de lujo donde se encontraba alojado el sospechoso, los investigadores se toparon con un importante alijo de armas y más cocaína.
Entre el arsenal sin licencia incautado figuraba un rifle, abundante munición y una pistola semiautomática de nueve milímetros Walther PP1, famosa por las películas de James Bond.
Según han explicado fuentes judiciales, Brown empezó a disfrutar un retiro dorado en Portugal, luego de acumular su fortuna (cuya cuantía no se logró determinar) donde empezó a consumir cocaína. Una adicción que el millonario financió con sus ingresos y no con el dinero procedente de actividades delictivas, como se han encargado de argumentar sus abogados.
Como resultado de esnifar (aspirar) a diario masivas dosis del alcaloide, el hombre se volvió paranoico y se encontraba cada vez más obsesionado con su seguridad, además de desarrollar problemas cardiacos y una evidente deformidad en la nariz, al perder cartílago, como lo muestra la foto.