Sin zapatos, con los ojos rojos y cansados por el trabajo, estaban los habitantes de Puganza y Quillalli, caseríos de Quisapincha, parroquia de Ambato.
Desde las 03:00 de ayer salieron de sus casas asustados por el ruido que se escuchaba de las quebradas. Ayda Díaz aseguró que al principio pensó que eran tráileres con cemento que pasaban haciendo bulla, pero el ruido no cesaba.
Se asomó para ver qué sucedía. Se trataba de la palizada que era arrastrada por la corriente de agua. “Se nos va el puente, se nos va el puente”, fue lo primero que alcanzó a gritar la habitante de Puganza y avisó a sus vecinos.
Los más de 700 habitantes salieron de sus viviendas para evitar alguna desgracia. Cuando observaron que las viviendas no corrían el riesgo de ser aplastadas pidieron ayuda a la Policía y bomberos para tratar de desviar el cauce.
En el caserío quedaron con el peligro que por el peso del agua y los palos que arrastró la corriente ceda el puente que comunica a Quisapincha y Ambato. También temen que se destruya el pozo de aguas servidas.
Luis Iza, presidente de la Junta Parroquial, estuvo desde las 04:00 viendo los daños y ayudando a los vecinos. Expresó que las acequias El Chacón y Fernando se desbordaron por la continua lluvia que cae en los páramos.
Más de 70 uniformados, entre bomberos y policías, acudieron a la zona alta del cerro Yacuyuya para desviar el recorrido del agua. El problema dejó pérdidas cuantiosas para la parroquia, aseguró Iza.
CARROS SE DESVIABAN
En Quillalli, la vía de acceso principal a Quisapincha quedó convertida en un río. Los carros pasaban con mucho cuidado, mientras que las personas esperaban horas, con el temor que los podrían arrastrar.
Miriam Camacho debía entregar unas obras a Ambatillo y esperó más de dos horas para que un carro logre pasarla junto a sus hijos al otro lado de la vía.
El puente en este sector también estaba en riesgo de ceder, mientras que el reservorio de aguas servidas amenazaba con colapsar. El tanque presta el servicio a más de 3 mil habitantes de Quisapincha.
El suboficial Segundo Rodríguez, jefe de la Unidad de Policía Comunitaria (UPC) de Quisapincha, manifestó que todos tuvieron que ayudar para que los daños no sean mayores.
El dirigente indicó que tuvieron que contratar maquinarias para que limpie la vía de acceso principal, “como es fiesta no había personal en el gobierno provincial”. Tienen esperanza que deje de llover en las montañas para que el agua pare y no hayan mayores consecuencias. (YIE)