Los pobladores de Santa Lucía creen que en el río Daule viven boas, sirenas encantadas o existe un eterno remolino que se lleva a los bañistas.
Son varias las personas que murieron sumergidas en este sitio, pero la desaparición del cadáver de un joven que se ahogó hace cinco años, cuyo cuerpo jamás flotó, fue motivo para que los deudos colocaran una gran cruz para recordarlo.
En agosto pasado, dos menores de edad que participaban de un bautizo evangélico perecieron ahogados inexplicablemente mientras se realizaba el acto espiritual. En el sitio donde ocurrió la tragedia se colocaron dos cañas largas y un letrero gigante que advierte el peligro, todo con para evitar más desgracias. Especialistas en mares, ríos y en fauna creen que lo que puede haber en el sitio son remolinos debajo del agua.
Jorge Ruiz, dueño de la única gabarra que existe en la zona, cree que la gente se ahoga “porque el río tiene arena floja en el fondo”. Su padre José Cirino comentó a los comuneros que en ciertas ocasiones, por las noches, mientras va en la gabarra, esta se le pone pesada ante una fuerza, que no puede describirla, que trata desviarla de su verdadero recorrido.
“En el año he rescatado unas veinte personas que estuvieron a punto de ahogarse”, señaló Jorge Ruiz, quien siempre permanece en la orilla del río haciendo algún trabajo de reparación de pequeñas embarcaciones. “Yo no creo que haya boa ni anaconda, como dice la gente”, comentó el hombre.
LOS PROTAGONISTAS
Teodoro Calderón, de 91 años, señaló que el misterio siempre ha existido. “Desde que era niño sé de ahogados y de cadáveres que jamás aparecieron. Cuando tenía 10 recuerdo que se ahogaron unas muchachonas que se bañaban en ese mismo lugar, pero sus cuerpos nunca aparecieron, tampoco el de un joven”, manifestó y agregó que antes solía ver sobre el río unas luces.
“Hace muchos años, en el mismo sitio, se viró una lancha que traía unos gringos a bordo, estos tampoco aparecieron”, comentó.
Wilfrido Vera, de 67 años, cree que los cadáveres no flotan debido a que podrían existir peces que devoran las vísceras de los cuerpos, impidiendo la sumersión de este.
“Eso de la boa es mentira”, indicó el hombre. “Siempre se ahogan en ese pedacito del río, justo donde hace pocos meses murieron los evangelistas que se bautizaban”, mencionó.
“Esto no es de ahora, es de toda la vida. De pronto puede haber un río subterráneo que absorbe a las personas”, señaló Vera.
“Inclusive los buzos que buscaban a Joao lo hicieron atados a cabos y estos comentaban que había algo que los halaba”, expresó Anita Macías.
EL CASO DE JOAO
Joao Ayala Mayor, de 19 años, murió el 2 de septiembre del 2007 ahogado en el río Daule durante un intento por salvar a sus acompañantes, pero su cuerpo no aparece. Dos meses antes, Joao confesó a su madre que anhelaba entrar a un seminario para convertirse en sacerdote, vocación que nació con él.
La desaparición del cuerpo creó una serie de comentarios de personas que decían ver al joven andar como alma en pena por las calles, pero que no reconocía a sus amigos ni allegados. “Parecería que estuviera hipnotizado”, expresó alguien que lo observó.
Se indicaba que en el sitio donde se ahogó existía la leyenda de una sirena encantada que atrapaba a los hombres y los llevaba a un lugar fantástico, pero aquel que salía de las profundidades a la superficie se volvía loco.
NACE LA LEYENDA
Para Ketty Mayorga Ayala, madre de Joao, la vida se volvió una lenta agonía desde que su hijo desapareció en las aguas del río Daule.
Aquel día funesto, Joao llegó al río en compañía de unas jóvenes y una niña de 9 años. El joven vestía una camiseta blanca y pantalón negro. “De mi casa salieron las chicas, la niña y mi hijo. Un muchacho que estaba con el grupo se fue antes para cambiarse de ropa y encontrarse en el río. Sé que estuvieron otros amigos, pero no recuerdo sus nombres”, comentó su madre en aquella ocasión.
Después que Joao se ahogó, la familia Ayala Mayor se unió en un solo dolor, ayudándose mutuamente en la constante e intensa búsqueda a lo largo del río Daule.
En las noches caminaron por el lodo e hicieron dragar el río, alzaron lechuguines, recorrieron muchas noches la orilla en toda su longitud con la finalidad de hallar el cuerpo.
También removieron pencos de arena, pero no encontraron el cuerpo.
Para hallarlo y sepultarlo colocaron el matecito con la vela encendida, un secreto que para algunos pobladores nunca fallaba. El joven era miembro de la Iglesia Católica y líder de los jóvenes, considerado como un chico dinámico, muy solicitado para conducir eventos familiares en varias localidades. Era agradable y se ganaba amigos con facilidad, por lo que pensaba algún día convertirse en cura. Desde pequeño jugaba a celebrar misas. Vivía humildemente con sus padres y hermana en el barrio 5 de Junio, del cantón Santa Lucía .
Tuvo una novia, con quien terminó porque le habría fallado, pero lo tomó con calma y siguió con su vida asistiendo a la Iglesia Católica.
Hubo dos testigos que vieron a Joao hundirse en el río. Ante los comentarios de personas que manifestaban ver a Joao en las calles como alma en pena, los deudos decidieron sacar la cruz y entregarla a la iglesia, pensando en que este estaría vivo, pero desquiciado. Sin embargo, hasta el momento no aparece.
En agosto pasado ocurrió una fatal desgracia parecida a la de Joao, cuando dos menores de edad que participaban de un bautizo se ahogaron sorpresivamente. Ellos se ubicaron justo en el mismo lugar donde estuvo Joao, con la diferencia que los cuerpos fueron encontrados.
LAS BOAS EN AMÉRICA
Las boas son serpientes que pertenecen a una familia tropical de no venenosas. En ciertos países de América son de gran tamaño, normalmente miden unos 5 o 6 metros, aunque a veces llegaron a medir hasta 10 metros.
Su lugar habitual son las zonas húmedas de los bosques. Alguna es acuática, como es el caso de la anaconda.
Su principal función en el ecosistema es reducir los roedores que afectan principalmente a la agricultura.
La boa es un animal amenazado, ya que su número se reduce considerablemente, por lo que su población debe controlársela.
Por norma general son animales de hábitos nocturnos y todas matan a sus presas ahogándolas al enrollarse alrededor de la misma.
Remolinos, cuevas, túneles y cocodrilos
Para el médico veterinario Manuel Pulido Barzola, decano de la Facultad de Medicina Veterinaria de la Universidad Agraria del Ecuador, el río Daule es muy correntoso y es cuna de anfibios.
“Este tema hay que manejarlo con posibilidades, pero descarto la creencia de la sirena encantada”, manifestó.
Expresó que en el fondo de algunos ríos hay remolinos subterráneos, cavernas y túneles que pueden ser nidos de lagartos o cocodrilos. Aseveró que en el Daule hay muchos de esta especie. “Agarran a las presas, las llevan a las profundidades y las guardan como comida”, expresó el médico.
“Lo correcto sería que los buzos de la Armada, quienes saben manejar los remolinos, viajen a través de estos para verificar si abajo existen las cuevas o túneles que ocasionan el movimiento brusco del agua y si estos orificios funcionan como nidos de cocodrilos o lagartos”, dijo e indicó que la boa es originaria del Oriente amazónico y que aquí no lograría desarrollarse.
El inocar
“Los ríos de la Costa son muy dinámicos en cuanto a la velocidad de las corrientes”, manifestó el capitán Edwin Pinto, oficial del Inocar, quien explicó que sí hay remolinos y que estos aparecen de un momento a otro. “Los ríos se incrementan por precipitaciones en la cordillera, deshielos o mareas. Por diferentes motivos un río tiene más fuerza en determinado momento del año. Por eso habrá gente a quien no le pasa nada mientras se baña, pero en otras ocasiones sí”, expresó el oficial.
Indicó que un remolino puede absorber con bastante fuerza a cualquier persona, animal, tronco u objeto que esté en la superficie. “La fuerza con la que chupa es superior a la que tenga una persona para nadar”, señaló.
Indicó que hay cadáveres que pueden flotar hasta el océano, sin que nadie los vea. “En nuestros ríos no hay carnívoros. Eso lo descarto, lo mismo que la existencia de alguna boa, porque estos animales viven en un ecosistema diferente. Y sobre el encanto de una supuesta sirena que atrapa a las personas, esto no es una explicación científica adecuada”, acotó el oficial.
Recomendó que la gente deje de bañarse en este lugar porque en cualquier momento podría aparecer un remolino.
QUIENES SE AHOGARON EN EL LUGAR
12/06/2008
En aguas del río Daule, perteneciente al recinto La Semira, cantón Santa Lucía, murió ahogado el agricultor Medardo Antonio Avilés Burgos, de 41.
07/09/2010
Fernando Humberto Salas Quijije (38) fue encontrado muerto flotando en el río Daule, a la altura de la hacienda Anaske, en Colimes.
31/03/2012
Buzos del Grupo de Intervención y Rescate de la Policía (GIR) localizaron el cadáver de Juan Carlos Pacheco Villafuerte, de 20 años, en un ramal del Daule, cerca del recinto La Fortuna.
05/04/2012
En el río Daule, cerca de Santa lucía, fue hallado muerto el agricultor Eugenio Cantos Mota, de 66 años, quien iba en una canoa y cayó al agua tras sufrir un ataque epiléptico.
03/08/2012
El cuerpo de Eduardo Alvarado Cajamarca fue encontrado en un ramal del río Daule, en Santa Lucía. Murió ahogado mientras se bañaba junto a sus familiares.
15/09/2012
Darwin Orlando Quishpe Zúñiga, de 25 años, su hermano Héctor Luis y el niño Rubén Darío León Patiño, de 12, perecieron ahogados mientras se realizaba un masivo bautizo evangélico de la congregación Jesús, nuestro único redentor.