Quienes se acercaron a visitar los restos de sus seres queridos en el cementerio Ángel María Canals, en el suburbio de Guayaquil, se llevaron una sorpresa.
Un comerciante encontró un feto sobre la bóveda de un niño y más tarde hallaron otro a pocos metros. Algunos visitantes estaban alarmados y otros indignados al observar lo ocurrido.
Al enterarse del hallazgo, los presentes se aglomeraron junto a la tumba de Efraín Chimbo. Una mujer, quien intentaba ver qué había en el sitio, se subió a uno de los panteones y lo rompió. En ese momento los agentes prefirieron acordonar el área.
Los embriones estaban en envases plásticos, uno de estos en una funda. Según los testigos, cerca de las 07:00, unas personas que limpiaban la tumba hallaron el primer feto.
Un vendedor de pulseras, quien no se identificó, mencionó que “hace siete años perdí a mi hija y al ver esto me siento indignado. Unos quieren tener bebés y otros se los sacan. Esto no tiene perdón de Dios”.
Otro señor, a pocos metros del hallazgo, manifestó que “no me iré hasta que todo esto termine, porque hay gente curiosa y sin escrúpulos que se sube a las tumbas donde reposan restos y las dañan. Aquí está mi sobrina y la cuidaré”.
Los restos serían llevados al anfiteatro de Medicina Legal. Hasta las 12:00 el fiscal de turno aún no había llegado a la escena.