Increíble, pero cierto. El presidente del Emelec, Nassib Neme, en comunicación publicada en la web del club respaldó al defensa argentino Cristian Nasuti, a raíz del “patadón” propinado a Michael Arroyo en el Clásico jugado el domingo pasado en el Monumental.El principal de los “eléctricos”, quien participó el pasado martes de la reunión en la Gobernación del Guayas para rechazar la violencia entre hinchas, inclusive apoyó la campaña emprendida por Ecuafútbol, denominada “Tarjeta roja a la violencia”, sin embargo se contradice días después dándole el respaldo a un futbolista que reconoció la “salvaje” falta a un compañero de profesión.Lo que vale preguntarle a don Nassib por qué ese apoyo a Nasuti no lo hizo inmediatamente y más bien esperó el resultado registrado en el Jocay de Manta cuando los “eléctricos” vencieron 2-0 a los mantenses.Este respaldo de Neme, más no del directorio del Emelec ni de los socios, tampoco de la hinchada “azul”, a favor de Nasuti, es una prueba palpable de cómo se manejan ciertos directivos ecuatorianos. Aplican el famoso “doble discurso”.LA COMUNICACIÓNEl Club Sport Emelec mediante la presente comunicación expresa su rechazo a la serie de comentarios injuriosos vertidos por dirigentes del Barcelona S.C. y un minúsculo grupo de periodistas, claramente identificados, hacia su jugador Cristian Nasuti.La euforia de un resultado contundente no debe desbordar sus pasiones, al límite de injuriar a una persona y ante los mencionados hechos, el club brinda su absoluto respaldo al jugador.Nassib Neme,PresidenteClub Sport EmelecCOMPRARON DERECHOSDías antes de la “pateada” de Nasuti a Arroyo, el Emelec había comprado los derechos deportivos y federativos del zaguero “gaucho”, quien continuará en nuestro campeonato hasta fines de diciembre del 2014. “Tremendo premio” para un jugador que estuvo a punto de inhabilitarlo de por vida a un integrante de la Selección Nacional.Hasta hoy existe por parte del Barcelona y del propio agredido, que por cierto lo ha perdonado, una acción penal por esa agresión mal intencionada que se observó en el último Clásico del Astillero. (PLV)