Nació con capacidades especiales en sus piernas, en la actualidad vive sumido en la pobreza, en uno de los cuartos de las casas colectivas. Con esfuerzo sube y baja las escaleras que lo llevan a su dormitorio. Teodoro Zavala Herrera a sus 57 años comenta con satisfacción que como locutor trabajó 18 años en radio Cristal y nueve en Sucre Cadenar, así como en otras emisoras, pero por los problemas de salud que se le presentaron en sus piernas fue apartado de lo que más le gustaba hacer, locutar.
Su madre en vida le comentó que nació con discapacidad en sus dos piernas, debido a que días antes de alumbrarlo sufrió un accidente de tránsito, presumiendo que fue la causa para que naciera con la afectación en sus extremidades inferiores. Pero con los años aquellos problemas congénitos empeoraron cuando le cayó gangrena en su pie derecho, debido a una ampolla que le salió. “Me amputaron la pierna y las muletas que antes usaba quedaron a un lado”, dijo el locutor.
“Mientras usé muletas para caminar trabajé, pero luego que me amputaron la pierna y utilicé silla de ruedas nadie me quiso contratar”, dijo Zavala.
Nació en la parroquia Catarama, del cantón Urdaneta, provincia de Los Ríos. Estudió hasta cuarto año de literatura en la universidad Estatal de Babahoyo. Teodoro habla claramente y sin titubear. Sabe vocalizar e improvisar cualquier tema. “Me conocían como Conejito”, señala con tristeza, pero lleno de esperanzas de encontrar ayuda o un trabajo en alguna emisora.
Afirma que uno de sus compañeros en radio Cristal fue Voltaire Maquilón Vera, Ufredo Molina Vargas, Guillermo Albuja Reyes, mientras en radio Sucre fueron el abogado Bolívar Estacio y el fallecido Raúl Rodríguez, entre otros. Lleva once años desempleado y, por ende, sumido en la pobreza viviendo junto a su esposa en uno de los deteriorados cuartos de las legendarias casas colectivas, en las calles José Mascote y Gómez Rendón.
VIVE EN las CASAS COLECTIVAS
“Antes ocupaba un cuarto en el tercer piso, pero gracias a una vecina que se compadeció de mí, me dejó el cuarto de ella que está en el segundo piso. Aquí pagamos sesenta dólares”, manifestó preocupado, porque hasta la fecha no ha podido tener una casa propia.
Para trasladarse de un lado a otro se arrastra por el piso. Para subir o bajar las escaleras antes pagaba cuatro dólares diarios a las personas, motivo por el cual se ingenió subirlas solo. Y es así como este exlocutor cada vez que sale o llega a su domicilio increíblemente salta desde la silla sobre el primer escalón, después de espaldas sube sucesivamente cada grada hasta llegar al piso donde está su habitación.
“Estoy dispuesto a trabajar en cualquier medio de comunicación donde se me dé la oportunidad, Me siento capaz de hacerlo. Ojalá las autoridades me ayuden también en alguna radio estatal”, manifestó.
NO TENÍA SILLAS DE RUEDAS
La fundación Vista para todos, a cargo de Santiago Aguirre, le donó una silla para que Teodoro pueda trasladarse de un lugar a otro. La alegría fue grande para el hombre, a quien contactamos en un templo católico en el Guasmo sur, donde asiste.