Miguel Isidro Milán Henríquez fue condenado por el asesinato, violación y robo con violencia de la colombiana Yolanda Tabares, de 43 años, el 15 de enero de 1994 en un edificio de apartamentos de Las Palmas de Gran Canaria, en el archipiélago Canario.La mujer fue encontrada al día siguiente por su hijo, que entonces tenía 16 años, estrangulada y con signos de haber sufrido una agresión sexual.El tribunal impuso también al condenado el pago de una indemnización de 200.000 euros al hijo de la víctima, en concepto de responsabilidad civil.Los especialistas que examinaron entonces el cadáver descubrieron restos de semen en la vagina de la fallecida, pero esa prueba resultó inútil en ese momento, porque no había ningún sospechoso con suficientes indicios en la investigación al que tomar una prueba de ADN.La Policía retomó la causa tras tener conocimiento de que un laboratorio del Instituto Nacional de Toxicología conservaba esos restos biológicos, que nunca se habían llegado a analizar, lo que animó a los investigadores a pedir que se obtuviera un perfil genético para buscar alguna coincidencia en sus bases de datos.El resultado de esa pesquisa fue positivo y el semen encontrado mostró tener el mismo ADN que unas muestras tomadas a un individuo en 2009 por su implicación en un delito, totalmente ajeno a aquellos hechos de 1994.El tribunal resaltó que el acusado negó inicialmente haber estado en aquellas fechas en Las Palmas de Gran Canaria, pero al conocer que el ADN lo incriminaba, cambió su versión para plantear que había mantenido una relación sexual consentida con la víctima.La sentencia condenatoria se basa en el informe de los forenses, que afirmaron durante el juicio que la víctima fue estrangulada al mismo tiempo que la penetraban y subrayaron que el cadáver presentaba signos evidentes de que esa relación sexual fue violenta."El dictamen médico forense es especialmente esclarecedor, porque nos permite afirmar con toda rotundidad y de manera categórica que el varón que mata por estrangulamiento a la víctima es el mismo que mantiene relaciones sexuales con la mujer, con penetración vaginal y eyaculación incluida dentro de la vagina, estando todavía aquella con vida", argumentó el magistrado Miguel Ángel Parramón, ponente de la sentencia.La Audiencia resaltó que el dictamen de los expertos sobre estas circunstancias es "riguroso, preciso y tajante" y "despeja cualquier duda que al respecto se pueda seriamente plantear".A partir de estas pruebas, el tribunal declaró a Miguel Isidro Milán Henríquez culpable de asesinato con alevosía, agresión sexual y robo con violencia, delitos por los que le impuso respectivamente las penas de 17 años y medio, nueve años y cuatro años de prisión.
Miguel Isidro Milán Henríquez fue condenado por el asesinato, violación y robo con violencia de la colombiana Yolanda Tabares, de 43 años, el 15 de enero de 1994 en un edificio de apartamentos de Las Palmas de Gran Canaria, en el archipiélago Canario.La mujer fue encontrada al día siguiente por su hijo, que entonces tenía 16 años, estrangulada y con signos de haber sufrido una agresión sexual.El tribunal impuso también al condenado el pago de una indemnización de 200.000 euros al hijo de la víctima, en concepto de responsabilidad civil.Los especialistas que examinaron entonces el cadáver descubrieron restos de semen en la vagina de la fallecida, pero esa prueba resultó inútil en ese momento, porque no había ningún sospechoso con suficientes indicios en la investigación al que tomar una prueba de ADN.La Policía retomó la causa tras tener conocimiento de que un laboratorio del Instituto Nacional de Toxicología conservaba esos restos biológicos, que nunca se habían llegado a analizar, lo que animó a los investigadores a pedir que se obtuviera un perfil genético para buscar alguna coincidencia en sus bases de datos.El resultado de esa pesquisa fue positivo y el semen encontrado mostró tener el mismo ADN que unas muestras tomadas a un individuo en 2009 por su implicación en un delito, totalmente ajeno a aquellos hechos de 1994.El tribunal resaltó que el acusado negó inicialmente haber estado en aquellas fechas en Las Palmas de Gran Canaria, pero al conocer que el ADN lo incriminaba, cambió su versión para plantear que había mantenido una relación sexual consentida con la víctima.La sentencia condenatoria se basa en el informe de los forenses, que afirmaron durante el juicio que la víctima fue estrangulada al mismo tiempo que la penetraban y subrayaron que el cadáver presentaba signos evidentes de que esa relación sexual fue violenta."El dictamen médico forense es especialmente esclarecedor, porque nos permite afirmar con toda rotundidad y de manera categórica que el varón que mata por estrangulamiento a la víctima es el mismo que mantiene relaciones sexuales con la mujer, con penetración vaginal y eyaculación incluida dentro de la vagina, estando todavía aquella con vida", argumentó el magistrado Miguel Ángel Parramón, ponente de la sentencia.La Audiencia resaltó que el dictamen de los expertos sobre estas circunstancias es "riguroso, preciso y tajante" y "despeja cualquier duda que al respecto se pueda seriamente plantear".A partir de estas pruebas, el tribunal declaró a Miguel Isidro Milán Henríquez culpable de asesinato con alevosía, agresión sexual y robo con violencia, delitos por los que le impuso respectivamente las penas de 17 años y medio, nueve años y cuatro años de prisión.