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¡“Ángel de la muerte” acabó con madre, hija y un nieto!

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E n una pequeña población denominada Pedro Vélez, a 45 minutos de la cabecera cantonal de El Empalme, provincia del Guayas, un sujeto mató a tiros a dos mujeres y a un niño de apenas tres meses de nacido.
 A las 19:30 del martes pasado, el olor a pólvora invadió el ambiente de los vecinos de Yolanda de Jesús Cedeño Macías, de 54 años; y de su hija Cruz Victoria Briones Cedeño, de 26, quienes fueron masacradas a tiros. La primera recibió doce disparos, mientras que la joven, nueve. Además, el hijo de Cruz, de apenas tres meses de nacido, también fue asesinado.
La mayoría de los disparos se alojó en las piernas y tórax de los fallecidos. Se presume que el arma que utilizó fue una pistola calibre nueve milímetros, la cual tenía dos alimentadoras.
El presunto asesino es Lorenzo Alberto Cuéllar Rivas, yerno, cuñado y tío de las víctimas, a quien conocen como “el Negro” o “Delfín Blanco”. Según relataron los familiares de las víctimas a los policías, el implicado sacó un arma y repartió plomo como “caramelo en fiesta”.
Diana Maricela Cedeño, hermana de Yolanda, lo denunció a las autoridades a las 10:03 de ayer en la Fiscalía del cantón. Según ella, “a las 19:00 Lorenzo llegó al sitio y sin decir nada disparó”. El ruido de las balas dejó atribulados a los moradores del sitio Pedro Vélez, quienes acudieron a la casa de Yolanda y se quedaron estupefactos. Madre, hija y su nieto estaban al interior de la humilde vivienda llenos de plomo.
Supuestamente “Delfín Blanco” le daba “cacería” a su exmujer Paquita Lourdes Briones Cedeño, de 36 años, hija de Yolanda, de quien estaba separado desde hace un año y medio, pero no aceptaba que la relación se terminó y a toda costa buscaba volver con ella.
Se conoció que Paquita llegó desde Guayaquil a El Empalme a visitar a su madre, quien vivía en una casa de caña en el recinto Pedro Vélez.
Según las descripciones de los allegados a las víctimas, Alberto Cuéllar, un tipo corpulento y alto, llegó sigilosamente a la casa de la familia Cedeño y le dijo a doña Yolanda que quería hablar con ella. Confiando en que las cosas no pasarían a mayores, la mujer autorizó su ingreso.

 BALAS PARA TRES

 La familia Zambrano Cedeño terminaba de cenar y la jefa de la casa, Yolanda Cedeño Macías, lavaba los platos, mientras su segundo conviviente, Vicente Zambrano, de 56 años, veía la televisión en la sala.
Los familiares relataron que Cruz Victoria estaba en la hamaca meciendo al último de sus tres niños, de 3 meses de nacido, para que se durmiera.
De pronto, Alberto Cuéllar supuestamente disparó contra todas las personas que estaban en la casa, incluyendo su exconviviente Paquita Briones.
Yolanda intentó escapar por la azotea, pero las balas la alcanzaron y murió al instante.
Cruz Briones quedó cerca al dormitorio, donde intentó esconderse, pero cayó al piso con su hijo muerto entre sus piernas.
Además, quedaron gravemente heridos Vicente Zambrano y Paquita Briones, quienes fueron llevados al hospital de El Empalme, pero luego fueron trasladados hasta una casa asistencial en Guayaquil.
Según los testigos, una vez cometido el crimen, el acusado corrió, se subió en una moto y huyó con dirección a Manabí.

“Se separó de él porque le daba mala vida”

Según los vecinos, Paquita habitaba en Manta junto a Alberto Cuéllar, donde tenían un karaoke. La pareja procreó dos hijos, de 16 y 10 años, quienes vivían con el padre.
Aníbal Briones dijo que Alberto siempre le daba mala vida a su hermana Paquita y que cuando se separaron le dijo “si no regresaba con él, iba a matar a toda su familia y lo cumplió”.
Indignado y lleno de rabia, Briones dijo que él se enteró de la muerte de sus familiares cuando llegó de su trabajo. Además pidió justicia y que este crimen no quede en la impunidad.
También los presentes en el velatorio indicaron que quedan huérfanos dos niños de 6 y 4 años (hijos de Cruz), quienes se escondieron debajo de la cama para evitar que las balas los alcancen.  (YGV-ERS)

Vivían del Bono de Desarrollo Humano

Ayer en la mañana, los tres cuerpos fueron velados en la casa comunal del recinto Pedro Vélez, a pocos metros de donde fueron masacrados a tiros.
Jorge Murillo, presidente del recinto, indicó que todos los habitantes se unieron para velar los cuerpos y gestionar ante el Ministerio de Inclusión Económica y Social (Mies) la entrega de ataúdes, ya que era una familia muy pobre dedicada a la venta de cloro y vivía del Bono de Desarrollo Humano.
Otros allegados a los fallecidos viajaron a Guayaquil para ayudar a los heridos, cuyos pronósticos son reservados.
 En el destacamento de policía del cantón El Empalme se indicó que se analiza la inclusión del sospechoso en la lista de los más buscados del país.  (YGV)



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