Faltaban cinco minutos para que culmine el partido entre Aucas y Pilahuín Tío. La hinchada hacía sonar la matraca, las cornetas y solo pedía al juez central que pite el final del encuentro.
En la banca de suplentes, los jugadores que no actuaron salieron hasta la zona técnica y con las manos pedían a la afición que no deje de alentar. Gustavo Figueroa fue el único que permaneció dentro del banco, rezando y mirando a sus compañeros festejar.
A un costado, el entrenador Julio Asad miraba con atención los minutos finales, mientras que su hijo Leandro le pedía que se calme y que esté tranquilo debido a que podía sufrir un quebranto en su salud.
El preparador físico del equipo oriental César Benalcázar, con un rosario blanco en la mano, agradecía al Todopoderoso por la campaña realizada por su equipo; pero, sobre todo, por el ascenso a la Serie B.
Fin del partido. Asad se derrumbó de alegría y llorando desconsoladamente se arrodilló en el césped.
Por ahí aparecieron algunos ayudantes del equipo que se unieron al llanto del entrenador, junto a ellos los jugadores Moisés Cuero y varios hinchas que lograron romper el cerco de seguridad para festejar el triunfo.
En la cancha, el “Potro” Figueroa fue acechado por los hinchas que lo abrazaron y se lanzaron encima al más puro estilo del “cargamontón”.
EN EL CAMERINO
Mientras toda la afición festejaba en la cancha, Juan Villacrés ingresó llorando al camerino y de inmediato fue hasta la capilla que hay al interior del vestuario.
Se santiguó de todos los santos y mientras rezaba lloraba con más fuerza. Luego el turno fue de Asad.
Con todos los jugadores dentro del camerino, el entrenador pidió a sus dirigidos que hagan una bomba para rezar el Padrenuestro y con un grito de “Aucas campeón” la fiesta se desató.
El agua y las bebidas hidratantes se convirtieron en champán. Wellington Sánchez veía a sus compañeros festejar mientras colocaba hielo en su pierna derecha.
Todos saltaban y coreaban “dale campeón, dale campeón...”, los abrazos y felicitaciones continuaban.
NO SABEN LO QUE SIGNIFICA
Más calmado el “Turco” Asad dirigió unas palabras a sus jugadores.
Junto a su hijo, quien no paraba de llorar, el DT oriental indicó: “les agradezco muchachos por esto, no saben lo que significa para mí, mi familia y mi hijo. Este campeonato va para una persona que está en el cielo. Hoy (ayer) la rompimos y por eso somos campeones”.
TENÍA QUE LLORAR
Por su parte, Figueroa, uno de los jugadores de experiencia del Aucas, felicitó a los muchachos por el ascenso.
“Esta es una alegría única, estamos felices, nos reconforta, sufrimos, teníamos que hacer el gol, mis lágrimas las dedico a mi familia, a la gente.Son lágrimas que las tenía contenidas hace mucho tiempo”.
Después la fiesta fue más privada con la presencia de los directivos orientales.