Desde el lunes, miles de hinchas de Barcelona de todo el país se agolparon en los sitios donde se vendían las entradas.
Largas filas se observaron en el local de Pollos a la Brasa Barcelona, ubicado en el centro de Guayaquil y en una isla que tiene el equipo “amarillo” en la planta alta de Mall del Sol.
Se interrumpió el normal desarrollo comercial y vehicular de esos sectores, por cuanto el Ídolo del Astillero es un fenómeno incontenible.
La “barcelomanía” se ha apoderado en las últimas horas de Guayaquil, y recién empezando la semana a días del juego final. Sin embargo a muchos simpatizantes “amarillos” no les importó faltar a sus trabajos o estudios con tal de adquirir un boleto y ser testigos de la anhelada vuelta olímpica en el Monumental, algo que no se da desde enero de 1998 cuando midió al Dep. Quito y lo goleó 3-0.
La dirigencia “torera” anunció desde el lunes por la tarde que aún había entradas y que solo se vendían máximo dos por persona, pero a última hora y por un asunto de seguridad se decidió que ayer se venda exclusivamente en las boleterías del Monumental.
A pesar de que la noticia no era conocida, los seguidores “amarillos” amanecieron en los exteriores del estadio, aunque algunos hicieron guardia en Pollos a la Brasa Barcelona.
Muchos acudieron desde la medianoche al escenario deportivo y soportaron estoicamente el terrible frío de la madrugada, con tal de ver campeonar a su amado Ídolo. Se arroparon con la bandera, que de seguro flameará en la gran final.
INTERVINO LA MARINA
Para resguardar el orden en los exteriores del estadio, estuvieron presentes miembros de la Infantería de Marina y Policía Nacional. A pesar de aquello algunos aficionados sobrepasaron las cercas para llegar al área de general y adquirir un boleto. El jefe policial al frente del operativo tuvo que pedir más refuerzos. Felizmente no se conoció de situaciones de heridos o asfixiados.
CONGESTIÓN VEHICULAR
La aglomeración de hinchas “canarios” provocó una congestión vehicular y peatonal en la avenida Barcelona e incluso algunos carros se quedaron averiados, siendo auxiliados por grúas.
La locura “amarilla” era grande. Era posible observar fanáticos de todas partes del Ecuador, incluso de los que viven en el extranjero. A medida que pasaban las horas se agotaban las localidades y antes del mediodía tan solo quedaban 4.000 entradas en boletería para preferencia y unas cuantas adicionales de suite.
Varios seguidores “toreros” denunciaron a través de los medios de comunicación que la mayoría de los boletos estaban en manos de los revendedores y que no hubo un control de la Comisión de Seguridad del Barcelona.
“Véalo señor, ese miembro de la Infantería de Marina está comprando 18 entradas y entra como el pavo a las boleterías”, denunció Andrés Cando, un vendedor de flores que durmió en los exteriores del Monumental para adquirir un par de boletos.
Efectivamente, una entrada a general (comprada en 9 dólares) en la reventa llegaba a costar entre $ 25 y $ 30, es decir que la ganancia es de 16 a 21 dólares.
La tribuna (que cuesta 20) los revendedores la ofrecían “sueltos de huesos” entre 35 y 40 “dolaritos”. Incluso uno de ellos dijo: “Si no la compra ahora, el día del partido costará el doble”.
Por ese motivo, un grupo de hinchas decidieron dar “caza” a los revendedores, quienes se pusieron a buen recaudo para no ser linchados.
Doña Catalina gritó a alta voz y fue respaldada por mucha gente: “Que intervenga (Rafael)Correa para que Barcelona autorice abrir la señal de televisión para Guayaquil y así que veamos todos los barcelonistas”.