“La curva de la muerte”, como la denominan los moradores del barrio Bella Aurora, en Llano Chico, fue el escenario donde Luis Ernesto Farinango Criollo, de 29 años, oriundo de Imbabura, sufrió un accidente de tránsito que acabó con su existencia.
Al no percatarse de la pronunciada quebrada en la calle Pichincha, Luis no se detuvo y perdió el control cayendo aproximadamente 150 metros en vueltas de campana al final del barranco.
Vecinos del sector aseguran que el joven se encontraba en una reunión donde se produjo una pelea, por lo que tuvo que salir del sitio a prisa.
Cuando los oficiales llegaron al lugar del incidente no encontraron el cuerpo dentro del auto.
Según el cabo Luis Argüello, quien se encargó del procedimiento, el joven no traía puesto el cinturón de seguridad por lo que su cadáver fue hallado a 20 pasos del automotor.
El vehículo, de marca Hyundai Accent, color azul, de placa PBW-4939, no pertenecía a la víctima. Dentro del carro se hallaron evidencias que revelaron el nombre de la dueña del vehículo, la señora María Vargas.
Argüello indicó que Luis trabajaba como chofer haciendo recorridos para las embajadas como taxi ejecutivo.
Se encontraron recibos de cobros y en estos escritos los sitios a donde él trasladaba a sus clientes. Además, se halló la hoja de vida y la cédula donde consta que el chico era divorciado.
El capitán Gonzalo Jácome sostuvo que se investigará si la víctima estaba en estado etílico con el fin de esclarecer el caso.
“Vestía terno y camisa y toda su ropa estaba ensangrentada, tenía un golpe en la cabeza que puede ser el causante de que su vida haya terminado de una manera fulminante”, dijo Argüello.
El cuerpo fue trasladado a la morgue, donde su hermana Laura Farinango, angustiada y desconsolada, esperaba arreglar el sepelio rápidamente para poder ver a Luis por última vez.
Verónica Farinango lloraba sentada sin poder controlarse ante la noticia del fatídico accidente que se llevó a su hermano mayor.
Cuando pudo hablar mencionó que la tragedia se dio porque Luis estaba borracho.
“Lo que me deja sin aliento es que sus dos pequeños se quedan sin su padre”, indicó Verónica.
La joven manifestó que ahora solo esperan la resignación de Dios para aceptar lo sucedido y poder seguir adelante con su vida.