Quantcast
Channel: Extra.ec
Viewing all articles
Browse latest Browse all 82392

“¡La sangre de Cristo tiene poder!”

$
0
0


Un bus lleno de agricultores chocó con un camión en el kilómetro 10 de la vía a Quevedo a las 06:00 de ayer. La cifra de heridos llegó a 20 y faltaron ambulancias, pero sobró solidaridad. Los conductores que coincidieron en la ruta prestaron sus autos para trasladar a los lastimados.
Los gritos de los ocupantes del bus erizaban la piel. El violento impacto dejó contusiones, fracturas y cortes en la mayor parte de los jornaleros.
Salir no fue fácil. Los asientos estaban desprendidos y el piso lleno de vidrios rotos. La preocupación de que el carro se prenda en llamas o termine de virarse generó más temor.
La gente se lanzó por las ventanas y caía al pavimento seco, aumentando el dolor en sus heridas. A los pocos minutos, las primeras ambulancias de la Cruz Roja y el Cuerpo de Bomberos llegaron, pero no fueron suficientes.
Entonces, todo vehículo fue bueno. Patrulleros, camionetas y autos sirvieron para trasladar a los agricultores a diferentes casas de salud.
La emergencia terminó saturando los nosocomios y las ambulancias con los heridos iban de un lado a otro preguntando si había espacio.
Manuel Cristóbal Coque se hallaba en el bus tipo escolar. El hombre indicó que salieron de Santo Domingo a las 05:00, como todos los días, a una plantación de papaya en la vía Quevedo, sitio El Descanso. Explica que sintió un fuerte remezón y al abrir los ojos se dio cuenta de que le bajaba sangre de su cabeza.
Enseguida dio un vistazo y vio que sus compañeros estaban peor que él, no sabía qué pasó, Coque dijo que todos dormían. Una vez que salieron del carro se dieron cuenta del tremendo choque que sufrieron.

FRENTE A FRENTE

En el caso de los choferes, los dos quedaron atrapados y como algo insólito: frente a frente, separados por escasos centímetros y fierros.
Desde la multitud se escuchaba la voz de un predicador que clamaba por la vida de los heridos. Un policía avanzó a identificarlo y pidió que lo trajeran.
“Manténgalos despiertos, que no cierren los ojos, por favor”, dijo el gendarme al evangélico Marco Bernal.
La idea era que los choferes no desmayen y también puedan colaborar con el rescate. Y Bernal cumplió la misión, oró sin cesar frente a los conductores y pidió a los que estaban en el sitio que lo acompañen. De repente, la muchedumbre comenzó a repetir “La sangre de Cristo tiene poder”
Dos horas duró la tarea. Los socorristas terminaron exhaustos, pero el esfuerzo valió la pena. Todos estaban a salvo. La circulación se reanudó cerca de las 10:00.

Viewing all articles
Browse latest Browse all 82392

Trending Articles