Ángel Solano Yagual, un infante de la escuela de Ballenita, llegó la mañana de ayer algo nervioso al aeropuerto Ulpiano Páez, de Salinas. De la mano de una de sus maestras, el chico observaba asombrado los aviones y helicópteros que se encontraban allí.
Al recibir las muestras de cariño de los miembros de la Fuerza Aérea Ecuatoriana, (FAE) el menor entró en confianza y preguntó cuál era el avión donde debía subirse. “¡Allí voy a ir, en ese grande!” exclamó, mientras aceleraba el paso para ubicarse en los primeros asientos.
El pequeño fue uno de los 300 niños que ayer cumplieron uno de sus sueños al subirse por primera vez a un avión y observar desde el aire las poblaciones donde ellos residen.
La actividad denominada “Alas para la alegría”, de la FAE, se realiza desde hace 2 décadas y en dos vuelos, uno en junio y otro diciembre. En esta oportunidad los escogidos para la fabulosa aventura fueron los niños con discapacidades y de extrema pobreza, ellos fueron seleccionados por voluntarios que luego de acudir a los diferentes centros educativos les extendieron las invitaciones.
Se utilizó para el viaje un Boing 723 y el recorrido duró 30 minutos en el aire, tiempo en que los chicos observaron todo el perfil costero y el área urbana de la provincia. Hubo dos vuelos. Cada uno llevaba 150 niños, llenos de emoción y regocijo. Los pequeños viajeros comentaban sobre los lugares que observaban desde el cielo.
“Para ellos, esto es algo inolvidable, quizás algunos no suban más a un avión, esta es una actividad social que realizan las damas y los caballeros del aire contribuyendo en esta época navideña con una sonrisa a los niños que menos tienen”, expresó Andrés Tisalema, miembro de la entidad castrense.
La experiencia para los chiquillos peninsulares concluyó con la entrega de juguetes y confites.