Muy lejos que el calendario maya haya pronosticado el fin de una era y con esto el supuesto fin del mundo que empezaba con los tres días de oscuridad por la alineación de los planetas, no pasó nada.
Por el contrario, la normalidad fue la tónica de una jornada laboral, donde muchos prefirieron enamorarse más y porqué no hacer el amor con tal de no caer en la guerra de nervios que a más de uno hizo comprar velas y productos enlatados para afrontar la posible emergencia mundial.
En un rápido recorrido por Guayaquil, la noticia del fin de los días para el planeta pasó desapercibida por las obligaciones cotidianas, pero también hubo quienes decidieron escaparse para demostrarse afecto final y enredarse en los brazos de Eros que esperar algo que nunca pasó.
MOTELAZO NORMAL
En los moteles de la urbe porteña la noticia no era nueva, todo fue normal y por eso consultamos en reserva a ciertas parejas, algunas hasta se sorprendieron al saber que ayer el mundo debía acabarse, otras en cambio prefirieron no pronunciarse, lo único cierto era que tenían ansias de tener un momento “caliente” y de pasión.
Para Kléber Murillo, propietario del motel Peggy, “no es la primera vez que ocurren estas clases de predicciones, se espera que las personas se busquen más, pero el negocio transcurre como un día normal, pasó en el 2000, el 11 de noviembre del 2011 y nada ahora”, manifestó.
Sin más explicaciones, el 21 del 2012 fue un día sin contratiempos y más ahora que la tecnología mantiene a todos actualizados.
Adiós entonces a la gran ficción que proyectaron las películas como 2012. Y si surgen otras fechas apocalípticas solo hagamos el amor y no la guerra.