María Mercedes Cedeño Sánchez fue encontrada sin vida en un barranco, cerca de una represa, en el noroeste de Guayaquil. La víctima vestía la misma ropa con la que salió de su casa, el pasado 29 de noviembre, cuando desapareció.
Los familiares de Cedeño sospechan que ella fue violada, pues no tenía una de sus prendas inferiores al momento de su hallazgo.
Edilberto Macías, su esposo, contó que hace un mes María iba a trabajar para conseguir dinero, porque tenían una deuda que pagar al banco.
“Salimos juntos, jugamos en el camino, nos despedimos y dijo que no tardaría más de cuatro horas en regresar, pero nunca volvió”, recordó el conviviente, quien ayer acudió al anfiteatro de Medicina Legal para retirar los restos de su amada.
Deja seis hijos
María Mercedes tenía 38 años. Su primer vástago lo tuvo a los 18, luego concibió otros cinco, quienes tienen 18, 16, 14, 11 y 8 años.
“La buscamos por todos lados, recibimos muchas llamadas que nos llenaban de esperanza, pero cuando íbamos a ver si era ella, descubríamos que era otra persona”, recordó Peter, el hijo mayor de Cedeño.
El vástago rememoró que “recorrimos los sectores cercanos al bloque 22 de Flor de Bastión, donde vivimos, pegamos carteles en la Sergio Toral, en Pascuales, en el Monte Sinaí, por la entrada de la 8 y otros más. Teníamos esperanzas de encontrarla con vida”.
Al momento de su desaparición, la mujer vestía una falda negra con flores amarillas, una blusa roja, una chompa gris y una gorra camuflada, similar a la que usan los militares, según mencionó su primogénito.
Falsas esperanzas
“En los papeles que pegamos pusimos una foto de ella y explicamos que era de contextura gruesa”, precisó el cónyuge.
Peter agregó que “recibimos muchas llamadas falsas. Íbamos y descubríamos que no se trataba de mi madre. Eran falsas esperanzas”.
El sector donde habitaba la víctima con su familia es conocido como La Ladrillera. El pasado jueves, en la misma zona, unos jinetes la encontraron sin vida.
“Un policía nos llamó para decirnos que unos vaqueros hallaron su cuerpo a cinco kilómetros de nuestra casa, por eso fuimos de inmediato. Al llegar, vimos que era ella, pero no quisiera recordar ese momento”, relató Peter, entre sollozos.
El conviviente narró que “ella estaba en un barranco, cerca de una represa, donde la fuimos a buscar una vez, pero en esa ocasión no bajamos”.
Además, “el cadáver estaba rodeado de maleza, por eso no la pudimos ver desde lejos”, acotó Edilberto Macías.
El hallazgo de Cedeño ocurrió aproximadamente a las 17:00, pero el levantamiento de su cadáver fue por la noche, cerca de las 22:00, según comentó un pariente de la fallecida.
“Se metieron con Dios”
María Cedeño era cristiana evangélica y acudía a la iglesia Remanente de Fe, en el mismo sector donde habitaba, y se dedicaba al comercio de productos para el hogar.
Edilberto manifestó que “ella era una mujer de bien. No sabemos quién le hizo eso, pero creemos que la violaron y después la mataron, porque no le robaron nada. La mercadería estaba junto a ella”.
El conviviente señaló que “seré padre y madre para nuestros hijos. Sé que se hará justicia porque mi esposa era una sierva de Dios. Se metieron con Dios”.
Ayer por la mañana, sus familiares acudieron a la morgue. Una fuente policial comentó que la víctima quedó en osamenta, pues eran pocas las partes de su cuerpo que aún tenían piel.
La policía logró identificarla de inmediato porque entre sus pertenencias permanecía su cédula de identidad.
Lourdes Silva, una hermana de la fallecida, se quedó sentada fuera del anfiteatro. Estaba destrozada por la muerte de María Mercedes. “Vuelve, vuelve”, exclamaba la pariente, entre lágrimas y gritos por su partida.
La víctima vivió quince años en el bloque 20 de Flor de Bastión, pero fue llevada a la ciudadela Florida, en el norte de la urbe porteña, para su velación.
Según su hijo mayor, cuando Cedeño Sánchez desapareció también lo hicieron otras cuatro personas de la misma zona. “Dos chicas de 15 y 16 años, respectivamente, y un profesor, pero aún no se sabe de ellos”.