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¡Recibirán el 2013 encerradas en una celda!

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Desde hace nueve meses los miércoles, sábados y domingos de cada semana se han convertido en días de dolor, pero a la vez de alegría para Cristina Campaña y Abigaíl Heras, involucradas en el caso denominado los 10 de Luluncoto y sus familiares.
Únicamente esos tres días pueden recibir visitas en la cárcel de mujeres, localizada en El Inca, al norte de Quito.
Antes de las 09:00 una inmensa fila se forma en las afueras del centro de detención, de un lado las mujeres y del otro los hombres esperan ansiosos poder entrar.
Algunos primerizos preguntan qué objetos permiten ingresar, mientras los que se conocen las reglas les informan que no dejan pasar más que la cédula, ropa y algún tipo de comida.
Apresurados cruzan la calle para encargar sus pertenencias en los locales comerciales que se dedican a ese negocio, en los que las tarifas varían desde 25 centavos hasta un dólar.
Con lágrimas la hermana mayor de Cristina entró hasta el pabellón, donde permanecen las dos muchachas detenidas el 3 de marzo del 2012, por el supuesto delito de terrorismo y atentar contra la estabilidad del Estado.  
Las decoraciones navideñas y el año viejo reciben a los visitantes, mientras tanto otra presa golpea la puerta de la celda de Cristina y Abigaíl para darles la buena noticia de que sus familiares  llegaron.
Los abrazos no se hicieron esperar y cuando las lágrimas querían escaparse la fuerza que les transmiten sus seres queridos las contagió para no ponerse sentimentales.
Luego de 23 días de huelga de hambre aún lucen fuertes, lo que las mantiene con vida es la esperanza de que pronto llegue el día de recuperar la libertad.
El pasado 24 de diciembre fue una noche triste y solitaria para las dos activistas sociales, ver desde una celda brillar las luces de un árbol de Navidad, pero sentir el corazón vacío por no poder estar en el seno del hogar, fue una experiencia que difícilmente se borrará.
Fuera de la celda, en medio de la bulla, se escuchó una tierna voz, cuando la puerta se abrió la alegría se apoderó del rostro de Abigaíl, no era para menos, su pequeño de 4 años había llegado desde la provincia del Azuay.
“Mami te vine a enseñar los regalos que me dieron”, dijo el niño, mientras hacía que su madre viera los nuevos zapatos que llevaba puestos, entre tanto y con voz bajita Abigaíl le decía: “También te tengo muchos regalos aquí dentro”.
En la celda los familiares trataban de acomodarse, lo único que importaba era sentirlas cerca, aunque sea por un momento.
“Aún no nos damos por vencidas, porque sabemos que es una injusticia y esperamos pronto estar en libertad para defendernos fuera de la cárcel”, dijo Cristina, mientras conversaba con sus familiares.
Entre tanto Abigaíl abrazaba a su hijo y esposo, pues para ellos es mucho más complicado venir desde Azuay hasta Quito todas las semanas.
“Por cuestión económica, de trabajo y de distancia vienen a visitarme esporádicamente, eso es aún más duro”, comentó Abigaíl.
Los familiares de la azuaya llegaron aún más preocupados, pues desde lejos se enteraron que su salud estaba quebrantada.
“Abigaíl se desmayó el viernes y creo que fue por ello que ambas fuimos trasladadas al Eugenio Espejo para evitar complicaciones”, afirmó Cristina.
La baja de glucosa es el principal problema de las huelguistas, sin embargo no piensan dejar la medida hasta que se les realice la audiencia de hábeas corpus, pedido presentado por sus abogados la semana pasada.
“Vamos a recibir el año dentro de esta celda, pero esperamos que para enero esta pesadilla se solucione”, concluyó Cristina.

9 meses en “cana”

Ambas jóvenes estaban a punto de dar el paso final para convertirse en profesionales en Derecho y Administración, sin embargo la detención no les permitió cumplir uno de sus más grandes sueños.
La frías paredes de la prisión han sentido su llanto y su tristeza cada vez que recuerdan a sus familias.
“Fue duro cumplir años dentro de la cárcel y más difícil celebrar los 4 años de mi hijo estando aquí”, señaló Abigaíl.
“Hasta ahora no comprendemos porque nos tuvo que ocurrir esto, nosotras no somos terroristas, solo fuimos a una reunión para debatir y ahí empezó este tormento”, dijo Cristina.
El 21 de enero se llevará a cabo la audiencia de juzgamiento, en donde se determinará la responsabilidad de los 10 vinculados en el caso Luluncoto.

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