En la esquina de la A y la Octava, un hombre de mediana estatura, con zapatos Converse desteñidos y gastados, al igual que su jean, con gorra camuflada y gafas, acompañado de una guitarra, se embarca en el bus de la línea 128. Pide el “chófer” que baje el volumen de la estridente música que suena en la radio y que le dé “chance” para entonar un par de canciones.
Rasguea las notas de La negra Tomasa, canta, pero ninguno de los 19 pasajeros del bus le “para bola”. Sus rostros se arrugan, están fastidiados. Piensan que este artista urbano viene a llevarse con el pretexto de “apoyo al artista nacional” el suelto de sus bolsillos.
Afuera del transporte, en el corazón del barrio “de los negritos”, como se conoce al Cristo del Consuelo, en el suburbio de Guayaquil, la mañana es calurosa. La humedad mezclado con fogonazo ardiente que nace del asfalto deshidrata a quien ose caminar a las 10:20.
Luego de La negra Tomasa, el cantante “se la juega” por interpretar Dile, del grupo Tranzas. Aquí la cosa cambia. Las miradas se dirigen hacia el artista, su voz fue una reminiscencia en la cabeza de los pasajeros que dejan de observar por las ventanas del carro a las “caderonas” del sector y se sorprenden al ver que Troi Alvarado, fundador y exintegrante de la famosa banda de pop rock que alborotó a la “peladas” en las décadas del 80 y 90, era aquel artista callejero.
“Muchas gracias, soy Troi Alvarado y no vengo a pedirles unas monedas, deseo su voto porque soy candidato para asambleísta por el Distrito 3 de la provincia del Guayas por el partido Avanza...”, se presenta, tras despojarse de la gorra y gafas el músico de 45 años, quien propone una Revolución Cultural en favor de los artistas.
Pasmada y con la boca abierta queda una joven que viaja en la primera fila del bus. “Era él (Troi). O sea, cuando empezó a cantar me quedó la duda, pero es él. ¡Qué chévere!”, dice la joven mientras Troi saltaba por el torniquete para bajarse del carro siete cuadras después.
Le agarra el gusto a la “buseteada”. Aguarda algunos minutos en una esquina del suburbio que pase otro transporte. Se sube “al vuelo” y empieza con su “show” urbano ante los pocos usuarios que intentan descifrar quién es.
Nuevamente Dile lo delata. La gente murmura, algunos sonríen al reconocerlo, estrechan su mano y reciben de él pequeños calendarios con la propaganda del partido Avanza.
La “leona” y el bolón
Luego del “concierto busetero” a Troi se le abrió la “leona”, como le pasaba después de cada concierto con Tranzas en las diferentes ciudades del país. En Guayaquil, asegura, en las madrugadas buscaba los “agachaditos” de Sauces, La Garzota y el arroz con pescado del sur por la calle Eloy Alfaro.
Pero a las 10:45 su estómago “ladraba” por un bolón de la “placita” del Cristo del Consuelo. En medio de los apretujones de la gente cargada de fundas con víveres, con los gritos de los vendedores reventándole los tímpanos y del aroma de las vísceras de la carne, del mondongo, pollo, pescado y más, Troi llega al puesto de Albita Nazareno, una afroecuatoriana de 43 años y de dientes color perla, de carcajada impetuosa y manos rápidas y fuertes.
Aquí, deslumbrado por el rico olor del verde bañado en el aceite de la paila caliente, el candidato acaba a mordiscos con el bolón de chicharrón. Una “colita” para rebajar la comida y continuar con el recorrido, pero antes le “regala” una canción a Albita, quien en ves de bailar tapa su boca para frenar su risa escandalosa.
“Vaya con Dios mijo y que Dios lo bendiga”, le dice Albita a Troi, quien se despide de los comerciantes con un apretón de manos.
En el camino por las calles de la “placita”, las peticiones de canciones no cesan, pero a Troi le interesa que conozcan sus propuestas como candidato por la lista 8.
“Fue una experiencia interesante y bonita ponerse en los zapatos de los músicos urbanos y experimentar su sacrificio, estar en contacto con sus necesidades, por eso desde mi segundo recorrido por los barrios me comprometí a hacer asambleas populares en mi distrito para rendir cuentas, porque ese voto tan valioso debe ser compensado con trabajo”.
Del rock al pasillo y la Ley Net
Se considera roquero de corazón, pese a haber crecido con la buena salsa que su papá escuchaba. “Me hice músico escuchando grupos británicos como Led Zeppelin, Beatles, Black Sabbath, por ahí algo de pop, rock latino con Soda Stereo, Charly García y otros”.
En su camino artístico, Troi aprendió a escuchar y apreciar más géneros como la música nacional. “Empecé a oír mucho pasillo, pasacalle y yaraví como parte de la nostalgia que le entra al migrante cuando me radiqué con Tranzas en México. Es música con sentimiento, de mucha calidad, no cualquier músico puede agarrar una guitarra y cantar un pasillo”, dice.
No niega la presencia del licor en su vida artística, pero asegura que hace tres años se apartó de los placeres mundanos y se reconcilió con Dios.
“Mi última chupa fue en un concierto local cuando tenía un programa llamado Rocarola en una emisora donde apoyaba mucho a las bandas roqueras nacionales, pero la última que me pegué y que salí en ‘calidad de paquete’ fue en la última gira con Tranzas”, comenta Troi, quien recuerda que en sus inicios en la música con sus “panas” le hacían al Trópico “con jugo, cola o lo que viniera”.
Ocho propuestas
Haber aprendido a tocar el bajo por la generosidad de un “pana”, a más de un par de acordes de guitarra, para luego perfeccionar sus destrezas musicales con cancioneros y en “chupas” improvisadas, motivaron a Troi a pensar en propuestas en favor de los artistas.
El candidato intenta ganar los votos para llegar a la Asamblea con la denominada “8 de la 8”, que propone una ley para prevenir el consumo de drogas en los colegios con penas duras para los que trafican en los planteles y rehabilitar a los consumidores.
Con la Ley Joven, Alvarado pretende que los estudiantes más sobresalientes tengan acceso directo a oportunidades de trabajo en empresas.
La Ley Net es otra de sus propuestas que promoverá el libre acceso a Internet y que este sea considerado un servicio básico en barrios, escuelas y lugares públicos con conexión WiFi.
Pero su “caballo de batalla” en estas elecciones será defender los derechos de los artistas con la creación de un seguro social.
Así, con guitarra en mano y su look roquero, Troi Alvarado busca en las parroquias que comprenden el Distrito 3 del Guayas (Tarqui, Sucre, Urdaneta, Gómez Rendón, El Morro, Posorja, Puná y Tenguel, más los cantones Durán, Playas y Samborondón), los votos que lo lleven a la Asamblea.
El exilio y la política en su vida
Si tuviera que ponerle una canción al momento que actualmente vive, Troi Alvarado Chávez, presidente de la Sociedad de Autores y Compositores del Ecuador (Sayce), dice que esta sería Soy político (compuesta por Douglas Bastidas en 1996), “porque es una crítica a la clase política tradicional del país”.
La llegada a la política de este Licenciado en Publicidad se dio a través de “varios amigos” que le pidieron unirse a Avanza. “A mí me interesó mucho, nunca puse condiciones”.
Pero antes de involucrarse en la política, el músico siempre estuvo en contacto con este “mundo”, ya que sus padres (Carlos “Coquín” Alvarado Loor y Alba Chávez) fueron militantes de izquierda universitarios.
Recuerda que en 1970, cuando tenía 3 años salió junto a su familia exiliado del país. “Mi papá salió del país envuelto en una bandera de Chile”, cuenta. Diez años pasaron entre Chile, Cuba y Perú. “Fue una época muy difícil”, dice.
Vivió más de tres años en Santiago de Chile, recuerda que “la gente hacía columnas para comprar pan, las calles estaban llenas de militares y el río Mapocho con cadáveres (en la dictadura de Augusto Pinochet). Fue algo traumático para mí”. Durante dos semanas él y su hermana fueron separados de sus padres, luego de este tiempo se encontraron fuera de Chile, en Buenos Aires (Argentina). “Pensé que nunca más vería a mis padres, creí que habían muerto”.
Luego viajaron a Cuba, donde se radicaron por un año. Sus padres impartían clases. Dejaron la isla de Fidel Castro y se instalaron en Lima (Perú), donde vivieron tres años. En esta ciudad Troi estudió en una escuela fiscal que quedaba a tres cuadras de su casa.
“Jugaba pelota con los niños y hasta cuidaba carros en el barrio Pueblo Libre; estas cosas me marcaron y hacen que te acerques al pueblo y valorar lo que tienes. Siempre tuve esa inclinación por la política”, explica Troi.
Su primer contacto con el presidente Rafael Correa, con quien simpatiza por sus ideales y propuestas, fue durante su campaña política. Tranzas fue contratado para el cierre de campaña de Correa en el coliseo Voltaire Paladines Polo en el 2007.
“Ese día hice arengas para los jóvenes para que votaran por él, empecé a ver que había oportunidades, que había la posibilidad de cambiar las cosas en el tema del arte”, dice el presidente de Sayce, quien el año pasado entregó $ 1’200.000 en regalías a los compositores.