Carlos Gabriel Mendoza Elizalde, de 41 años, fue baleado en un bus de la línea 121, que circulaba por las calles Sedalana y la 23, en el suburbio de Guayaquil, con destino al mercado Caraguay.
Emilio Sánchez, conductor del micro, de placa GBG-551, disco 2042, aseguró que el crimen fue producto de un intento fallido de robo, pues la víctima opuso resistencia y en el forcejeo recibió un disparo en la parte izquierda del tórax, con un revólver negro.
Era el primer recorrido que el chofer efectuaba en el día. El autobús regresaba a su estación después de pasar por la terminal terrestre de la urbe porteña y, cuando atravesaba el suburbio, por la calle 25, se embarcó la víctima, a las 06:15 aproximadamente.
Sánchez no recuerda dónde se subieron los delincuentes, solo rememoró que al pasar por la 23 y Sedalana los pillos se levantaron y querían que Mendoza, quien recién había pagado su pasaje, se siente para asaltar a los ocupantes.
Carlos Gabriel se opuso, aún estaba de pie en la escalera de acceso al bus, junto al sensor de control, mencionó Sánchez, quien agregó que tras los manotones y el disparo los pillos huyeron corriendo.
Algunos moradores señalaron a la Policía que otro individuo, en una mototaxi, los esperaba a pocos metros para escapar. El micro recorrió hasta Sedalana y la 21, donde el afectado se desplomó y el conductor se colocó a un lado de la vía.
El chofer estaba preocupado y algo alterado. Sufre de diabetes y debió tomar un medicamento para calmarse. Luego caminó hasta una vivienda y se apoyó en una pared. Allí dio su versión a la Brigada de Homicidios.
El chofer detalló que Mendoza llevaba dinero y quedó junto a su cuerpo, que daba la impresión de que solo estuviera sentado, cubierto con un plástico negro.
La víctima vestía zapatos deportivos negros, pantaloneta caqui y una camiseta de Barcelona, al parecer, era aficionado del ídolo del Astillero.
Los delincuentes, entre ellos el asesino, oscilaban entre los 28 y 30 años, según el conductor. Sánchez mencionó que uno era de tez trigueña, mientras que el otro de raza blanca.
“Estaban elegantes. Parecía gente que iba a sus trabajos, como cualquier otro. Los delincuentes son así para no llamar la atención. No me di cuenta dónde se subieron porque venía lleno el bus. Es la primera vez que veo esto. El lunes me asaltaron, pero no me hicieron daño”, relató el chofer.
Agentes de Criminalística llegaron al escenario e inspeccionaron el cadáver. Los uniformados encontraron documentos y contaron el dinero que tenía la víctima, 340 dólares.
Moradores especularon que la víctima habitaría en el sector, pues tomó el micro pocas cuadras antes de ser asesinado.
Emilio Sánchez comentó que Mendoza sería comerciante, por la cantidad de dinero que llevaba y porque en otras ocasiones también se embarcó en el bus para ir al mercado de la Caraguay, en el sur de la urbe.
El fiscal Robinson Coronel, encargado de la diligencia, confirmó esta información, a excepción de la versión de algunos lugareños, quienes aseveraron que otro sujeto esperaba a los delincuentes para huir.
El funcionario público sospecha que la bala afectó un órgano interno o una arteria, pero eso sería confirmado después que los forenses le realicen la autopsia.
“VENDÍA MARISCOS”
El próximo 6 de noviembre, Carlos Mendoza cumpliría 41 años. Christian Alarcón (@chrisalpeMD2010), un seguidor del Twitter de Diario EXTRA (@DiarioExtraEc), mencionó en una publicación que conocía al fallecido.
“Era una excelente persona, trabajadora, humilde! Tiene 4 hijos ... Es una gran pérdida! Lo conocía”, tuiteó Alarcón.
En otro mensaje, el amigo acotó que la víctima era comerciante y esposo de la señora que realiza quehaceres domésticos en su hogar.
Según el usuario de la red social, el hijo menor del fallecido tiene siete años. Hasta el mediodía de ayer, el cadáver no era retirado del anfiteatro.
Mientras que en las instalaciones de la Policía Judicial del Guayas, una hermana de Mendoza confirmó que él era comerciante. “Compraba y vendía mariscos”, aseguró.