Hasta ayer se hacía una evaluación para determinar el monto del perjuicio que causó un incendio en una ensambladora de motos de la empresa MIESA, del grupo Eljuri, de Cuenca.
La voracidad del fuego redujo a cenizas unas 200 motocicletas, decenas de llantas, plásticos, cartones, repuestos, piezas sintéticas, aceites y otros materiales utilizados para el ensamblaje de motocicletas.
En una nave central del complejo, donde se inició el fuego cerca de las 18:40 del jueves, y aproximadamente a las 22:00 del mismo día se logró controlar el siniestro.
Columnas de humo y olor a plásticos y materiales químicos quemados sembraron de miedo a los vecinos de las calles Silbán y Calle Vieja, donde personal de socorro y policial cerró dos cuadras a la redonda para evitar la presencia de curiosos y eventuales accidentes por las circunstancias del flagelo.
Cerca de cinco horas llevó a unos 150 bomberos con veinte unidades de apoyo controlar a su peor enemigo, durante un período en que por tres ocasiones se avivó el fuego con el riesgo de contaminar el resto de bodegas y casas vecinas.
Ocho bomberos resultaron asfixiados y debieron ser atendidos con oxígeno por personal de Cruz Roja.
Debido a que las puertas del complejo industrial estaban cerradas, los de la “casaca roja” las abrieron a golpes para ingresar y cumplir su trabajo. Las temperaturas en el foco del incendio llegaron a los 250 grados, dijo uno de los bomberos, cuando salió del interior para tomar un breve respiro y luego retornar al combate.
No hubo desgracias personales, pero sí pérdidas económicas cuantiosas. La estructura física quedó colapsada por el fenomenal incendio.