Angela Ma. Cevallos, Santo Domingo
El dolor que le provocó el cachazo y la sangre que emanaba de su cabeza eran nada comparado con la indignación e impotencia que sentía Agustín Flores, quien tenía en su poder 180 dólares para la atención y medicina de su pequeña hija.
Lamentablemente, junto a otras 30 personas, fue víctima de la delincuencia mientras viajaba en la unidad 2 de transportes Zaracay.
Era la medianoche y los viajeros estaban a punto de llegar a Santo Domingo, cuando de pronto cuatro tipos se pararon, uno con pistola y el resto con cuchillos.
Uno de ellos se acercó al chofer Luis Alfredo Loor, de 31 años, y lo apuntó. Acto seguido le ordenó que se desvíe y sin más remedio el conductor se estacionó en un camino de piedra que conduce a Brasilia del Toachi.
En tiempo récord, y según uno de los perjudicados, en cinco minutos los pillos se apropiaron de dinero, joyas y hasta a dos pasajeros los dejaron descalzos.
Para rematar golpearon a cuatro viajeros hiriéndolos en sus cabezas. El micro salió de esa guardarraya y enseguida se dirigió al hospital Gustavo Domínguez porque los heridos se desangraban.
En la casa de salud, los ocupantes del bus contaban la amarga experiencia, entre ellos Agustín Flores, quien por demorarse en entregar el dinero recibió un golpe.
El hombre se sacó la camiseta que estaba empapada de sangre, pero no quiso recibir atención médica. Pillos salieron boleteados Flores dijo que trabaja como comerciante en Cuenca y por la salud de su hija viajó a Santo Domingo. El carro salió de la terminal de Quitumbe y los cuatro pillos eran pasajeros. En el pasillo del bus interprovincial quedó la sangre de los ingenuos viajeros y las pocas pertenencias que no avanzaron a llevarse los antisociales.
“Al que se movía o les hacía esperar le pegaban, creo que si alguien se resistía lo mataban”, dijo una de las perjudicadas, quien tuvo que llamar a un familiar para pedirle dinero y continuar con su viaje hacia Guayaquil.
Según el parte policial, Julio Ostaiza, Ángel Aguirre, Freddy Zambrano y Cristian Orozco recibieron atención médica en el hospital.
El dolor que le provocó el cachazo y la sangre que emanaba de su cabeza eran nada comparado con la indignación e impotencia que sentía Agustín Flores, quien tenía en su poder 180 dólares para la atención y medicina de su pequeña hija.
Lamentablemente, junto a otras 30 personas, fue víctima de la delincuencia mientras viajaba en la unidad 2 de transportes Zaracay.
Era la medianoche y los viajeros estaban a punto de llegar a Santo Domingo, cuando de pronto cuatro tipos se pararon, uno con pistola y el resto con cuchillos.
Uno de ellos se acercó al chofer Luis Alfredo Loor, de 31 años, y lo apuntó. Acto seguido le ordenó que se desvíe y sin más remedio el conductor se estacionó en un camino de piedra que conduce a Brasilia del Toachi.
En tiempo récord, y según uno de los perjudicados, en cinco minutos los pillos se apropiaron de dinero, joyas y hasta a dos pasajeros los dejaron descalzos.
Para rematar golpearon a cuatro viajeros hiriéndolos en sus cabezas. El micro salió de esa guardarraya y enseguida se dirigió al hospital Gustavo Domínguez porque los heridos se desangraban.
En la casa de salud, los ocupantes del bus contaban la amarga experiencia, entre ellos Agustín Flores, quien por demorarse en entregar el dinero recibió un golpe.
El hombre se sacó la camiseta que estaba empapada de sangre, pero no quiso recibir atención médica. Pillos salieron boleteados Flores dijo que trabaja como comerciante en Cuenca y por la salud de su hija viajó a Santo Domingo. El carro salió de la terminal de Quitumbe y los cuatro pillos eran pasajeros. En el pasillo del bus interprovincial quedó la sangre de los ingenuos viajeros y las pocas pertenencias que no avanzaron a llevarse los antisociales.
“Al que se movía o les hacía esperar le pegaban, creo que si alguien se resistía lo mataban”, dijo una de las perjudicadas, quien tuvo que llamar a un familiar para pedirle dinero y continuar con su viaje hacia Guayaquil.
Según el parte policial, Julio Ostaiza, Ángel Aguirre, Freddy Zambrano y Cristian Orozco recibieron atención médica en el hospital.