Cientos de indígenas de diferentes partes de la península y el país llegaron para darles el último adiós a cuatro de sus miembros que perdieron la vida la mañana del pasado sábado en la ruta del Spondylus, sector de Punta Barandúa, en un violento choque de vehículos.
Previo al sepelio de Francisco Pilataxi, Manuela Yungán y sus hijos Juan y Samuel, los originarios de la Serranía recorrieron la Fiscalía y Gobernación de Santa Elena para exigir justicia por la muerte de sus hermanos.
El chofer de la camioneta Ford Explorer, placa AFK-796, que fue identificado como Pedro Ulloa Alvarado, está detenido en los calabozos de la CTE en Guayaquil, los deudos pedían “justicia, justicia, que no liberen al detenido porque ese hombre debe responder por las muertes”, gritaban.
RUMBO AL CEMENTERIO
A las 14:00 salieron los cuatro féretros desde el barrio 12 de Octubre, de Santa Elena, hacía el cementerio general, pero los deudos decidieron por breves minutos colocar los ataúdes en los bajos de la Gobernación para exigir transparencia en la actuación del fiscal y el juez que lleva el caso.
“Son cuatro muertos señor gobernador, que no liberen al preso, confiamos en la justicia”, coreaban. Los indígenas advirtieron que si no tienen una actuación judicial apegada a derecho, podrían efectuar una medida de hecho como suspender la venta verduras y frutas que vienen desde la Sierra hasta la península.
En el periplo seis de los siete adolescentes huérfanos lideraron la multitudinaria procesión, donde se confundían nativos e indígenas. El inconsolable llanto de estos chicos hacía derramar lágrimas a quienes miraban la escena.