“Así esté en lo profundo del mar te seguiré queriendo y mi corazón es tuyo”, fue el último mensaje que envió a su esposa el capitán del barco atunero que naufragó en Galápagos, dos días antes de la tragedia.
Igor Hamilton López Ríos estaba al mando de la embarcación y “nunca la abandonó. Un tripulante que sobrevivió nos contó que a pesar de las fuertes olas él nunca cedió. Siempre trató de sacarlos del peligro”, relató Peter, su hijo mayor.
El vástago viajó desde Mallorca, España, tras enterarse de la desaparición de su padre. “Busqué boletos pero no había en ningún lado. Conseguí para el siguiente día, mientras tanto mi esposa me tenía informado a través del messenger”, agregó el familiar.
Alexandra Farías, cónyuge del capitán, entre sollozos narró que López Ríos siempre fue romántico con ella. “Igor fue un esposo ejemplar. Me llenaba de mensajes de amor y nunca voy a olvidarlos. Su último correo (electrónico) quedará en mi mente hasta el último de mis días”, comentó la conviviente.
La víctima del naufragio en Galápagos, que dejó dos fallecidos, 14 sobrevivientes y tres desaparecidos, fue velada la mañana de ayer en el camposanto Jardines de Esperanza, norte de Guayaquil.
Sus nietos ya no podrán disfrutar del tiempo que les podía brindar su abuelo, a pesar de que era poco, pues debido a su trabajo pasaba hasta 40 días fuera de casa.
Su hijo mayor tampoco lo pudo ver en su último viaje a nuestro país. “Estuve 20 días en Ecuador pero él estaba trabajando. Solo me pude comunicar por teléfono con mi papá”, mencionó el allegado, quien al recordar este hecho estalló en llanto.
En el velatorio estuvieron sus amigos y parientes, quienes acompañaron a Igor hasta el momento de su sepelio, la tarde de ayer.
El féretro permaneció cerrado y a su alrededor habían algunos arreglos florales que llevaron los presentes. Además, en el extremo derecho de la capilla ardiente estaba un buqué entregado por el presidente de la República a los familiares.
Igor tuvo cinco hijos, de los cuales 3 aún están con vida. Trabajó 40 años en las embarcaciones pesqueras y “no quería dejar lo que hacía hasta que cumpliera 100 años”, afirmó su esposa. (SCM)