No hay un solo pétalo, pero el olor a rosas secas saturaba, desde el pasado martes, la sala de la casa de Lirian Parrales. En medio del pequeño espacio, resalta un altar con la fotografía de su sobrino William Zambrano Parrales, quien fue asesinado el pasado sábado en Venezuela.
La gráfica la adornaban imágenes religiosas. Pero en ningún lugar del domicilio, ubicado en la comunidad de Los Bajos de las Palmas, en Montecristi, había flores.
Quienes llegaron al lugar el pasado martes, salieron asustados en cuanto percibieron el hedor. “Aquí huele a rosas de muerto. ¡Dios mío!, ¿qué es esto?”, se exaltó Wendy, familiar del joven, de 25 años, que recibió varios disparos al forcejear con unos maleantes que intentaron robarle su mototaxi.
“Aquí está el alma de mi sobrino, como diciendo que trajeran su cuerpo a enterrarlo a Los Bajos de Las Palmas; pero, lamentablemente, por falta de dinero no se pudo. Sus restos fueron enterrados en Caracas”, explicó Cruz Parrales, tía del fallecido.
El cuerpo del joven fue enterrado el miércoles pasado en esa ciudad venezolana. Él es uno de los seis manabitas que han fallecido de manera violenta, en menos de un mes, en la comunidad caraqueña de Tardel. Cinco de ellos son de Los Bajos de las Palmas.
Esta trágica ‘coincidencia’ ha alarmado a los moradores, quienes han llegado a especular sobre una supuesta maldición que sufren aquellas personas que salieron de ese sector, hace más de 60 años, para buscar mejores oportunidades en Venezuela, pero que recibieron dolor, desesperación, llanto y muerte.
“No creo en las maldiciones, pero todo es posible en este mundo. Allá en Caracas han muerto muchas personas oriundas de acá, unos por accidentes de tránsito, por asaltos; han sido quemados o asesinados, no recuerdo exactamente la cantidad, pero son muchos”, comentó Rosalba Santana, de 85 años y abuela de Alexis Villafuerte Santana, quien también fue asesinado el pasado domingo.
La víctima, de 34 años, estaba en un restaurante cuando unos delincuentes ingresaron al lugar y por defender al dueño del mismo, recibió un disparo fatal.
Rosalba vive hace 42 años en Caracas y semanas atrás llegó a Ecuador a visitar a sus familiares. Fue aquí que se enteró de la muerte de su querido nieto.
El 15 de febrero volverá a ese país, pero ahora con la única idea de convencer a sus hijos para que se regresen.
Sí creen en la maldiciónCruz Parrales piensa lo contrario. Ella sí cree que una supuesta maldición se cruzó en el camino de sus compatriotas en Caracas, pues la mayoría son oriundos de Los Bajos de las Palmas.
“Señor, esto es más que una maldición, están matando a nuestros hermanos y no sabemos por qué. Hace cuatro años, cinco miembros de una sola familia murieron quemados en una mansión en Caracas. Ellos también eran de esta comunidad. Ahora esto, yo sí creo en esa maldición” indicó Francisco Montalbán, de 78 años.
Para Marlon Frenadles, espiritista de Montecristi, lo que está ocurriendo es un “manifiesto de la tierra”. Explica que esto puede ser una petición a los hijos que migraron, para que regresen.
Ayuda para los deudosMariela Morales, presidenta de la comunidad, comentó que están recogiendo dinero para enviar al país caribeño a los deudos de Zambrano y Villafuerte. Ellos ya fueron sepultados la tarde del miércoles en Caracas, y su repatriación no fue posible por falta de dinero.
“Estamos juntando lo que más podamos en todas las comunidades cercanas para enviarles a los familiares de nuestros hermanos asesinados”, dijo Morales.
Detalló que con ese dinero cancelarán los ataúdes y los gastos de velación y sepelio.
Mientras tanto, el miedo persigue a otros moradores, más aún con el extraño olor a ‘flores de muerto’ que apareció en el hogar de una de las víctimas que ha enlutado a este sector manabita. (HL)
En corto
Otros manabitas muertosEl 16 de enero pasado, cuatro personas fueron asesinadas en la Terminal Internacional de Caracas-Venezuela; tres de ellos manabitas oriundos del sitio Los Bajos de Montecristi.
William López, de 44 años; su hijo Giovanny López, de 24, y Yandry Solórzano, de 40. La noche del 24 de enero, Gloria del Rocío Cobeña Vera, de 38 años y oriunda de Junín, fue asesinada minutos después que hablara con su madre.
A ellos se suman Zambrano y Villafuerte, quienes fallecieron el sábado y domingo pasado.
“Son hechos fortuitos por la delincuencia”El asambleísta por los migrantes, Eduardo Zambrano, explicó que lo ocurrido en Venezuela son “hechos fortuitos”, ocurridos por la delincuencia en el país vecino. “No es que están atacando solo a los ecuatorianos en Venezuela, eso tenemos que dejarlo muy en claro. Han sido hechos fortuitos por la delincuencia, que lamentablemente han perjudicado a nuestros hermanos en ese país”, indicó Zambrano.
Esta pequeña población de aproximadamente 3.500 habitantes se dedica a la confección y tallado de muebles, así como la elaboración del sombrero de paja toquilla. Carecen de los servicios básicos y, según dijeron, muchas de las viviendas que hay en el lugar fueron construidas con el dinero que enviaban los migrantes desde la nación caribeña.