Luego de la noticia de que las bodegas del Consejo Nacional de Sustancias Estupefacientes y Psicotrópicas, lugar en donde se archivan todos los bienes provenientes del narcotráfico, se convirtieron en blanco de la delincuencia, varios cuestionamientos salieron a la luz.
El hecho ocurrió la madrugada del viernes entre la 01:30 y 03:00. Según Rodrigo Vélez, secretario ejecutivo de esta entidad, la cifra de droga sustraída fue de aproximadamente setenta kilos “y no toneladas como los medios de comunicación informaron en un principio”.
Una de las preguntas primordiales a raíz de este tema es: ¿los sistemas de seguridad con los que contaban eran fiables?
Vélez aseguró que el búnker enterrado donde guardan toda la droga incautada en operativos policiales, cuya ubicación, por obvias razones, se mantiene como confidencial, posee un sistema de seguridad eléctrico de calidad.
Dijo además que el resguardo de esta mercancía “no es tarea solo del Consep, sino que también cuentan con el apoyo de la Policía Nacional. Ellos tienen un PAI cerca y están constantemente visitando las instalaciones”.
El funcionario manifestó además que a pesar de todas estas medidas “el crimen organizado y el narcotráfico han seguido evolucionando a pasos supremamente acelerados”.
Al parecer, y según las investigaciones preliminares, los sujetos que actuaron en este ilícito tenían controlada y monitoreada la zona,
“Han estudiado los cronogramas de visitas, a qué hora pasaba la Policía, a qué hora ellos entraban”, explicó Vélez.
Tenían camuflajes
Aunque el caso se encuentra en indagación previa y quienes están al tanto prefieren mantener los detalles en reserva, Vélez explicó que el número de delincuentes que intervinieron en el robo podría ser entre seis o siete y que al momento de los hechos llevaban puestos uniformes militares y de la Policía.
Además de la droga, los pillos lograron sustraerse tres computadores, donde supuestamente se guardaba información y fotografías de algunos casos de narcotráfico y mercancía incautada.
Frente a esto, Vélez anticipó que los datos de los equipos eléctricos no eran de mayor relevancia. “Se dieron con la piedra en los dientes, ellos esperaban conseguir algo más”, manifestó.
Equipo obsoleto
En otro aspecto, el funcionario mencionó que los hornos que el Consep posee para incinerar la droga incautada y en la actualidad prácticamente se encuentran obsoletos. “Hace poco se hablaba en el país de gramos y kilos. Nosotros teníamos una infraestructura perfectamente montada para este, pero hoy se habla de kilos y toneladas”, expresó.
Vélez aseguró que se trabaja en nuevas tecnologías y sistemas de seguridad, tanto así que para este año se espera la llegada de cuatro o cinco hornos que faciliten la quema de la droga.
Para el secretario ejecutivo del Consep, hace pocos años era realmente un problema almacenar la droga, pues no existían fechas ni disposiciones para su destrucción. Sin embargo, ahora con un acuerdo firmado entre la Fiscalía, la judicatura y la Policía, apenas el juez que lleva el caso ordene la incineración del estupefaciente la tarea se efectúa.
Investigaciones
Los primeros investigados y detenidos en este caso fueron los guardias de seguridad, pero, al no encontrar nada en su contra, las autoridades los liberaron.
En las bodegas trabajan aproximadamente cinco o seis personas, todas encargadas de la recepción, el registro y la quema de la droga. Ellos también deberán rendir sus versiones, las cuales se incorporarán al expediente. Destrucción de la droga
Rafael Molina explicó que en el 2011 la Policía entregó al Consep veinte y seis toneladas de droga, entre marihuana, cocaína, base y heroína, de esta se ha logrado destruir treinta y un toneladas, es decir las veinte y seis recibidas en el 2011 y cinco correspondientes a otros años.
En lo que va del 2012 se receptaron nueve toneladas y se ha conseguido quemar diez, contando con una tonelada correspondiente al año pasado.
Según Rodrigo Vélez, la última vez que el Consep incineró droga fue hace dos semanas, con la destrucción de seis toneladas. Es por esto que la cantidad que los delincuentes se llevaron no pudo ser más de lo manifestado.