"No son silbatos de plástico, son profesionales. Tienen un sonido especial que enseguida llama la atención. Es un acto de prevención, de acompañamiento a la seguridad", argumentó la secretaria de Desarrollo Humano de Comodoro Rivadavia, Ana Llanos, en declaraciones difundidas por el diario Clarín. Los silbatos fueron adquiridos por las autoridades del municipio, de unos 200.000 habitantes, gracias a donaciones de empresas y comenzarán a ser distribuidos en los próximos días, dijo la funcionaria. "Lo consideramos una herramienta más para protegernos. La gente tiene miedo, tenemos que ser conscientes de eso. Si alguien tiene otra idea, que la diga", señaló Llanos luego de la polémica que motivó la medida. Los silbatos fueron comprados después de que se difundieran el mes pasado tres casos de violaciones y dos intentos de abuso en la ciudad, situada unos 1.800 kilómetros al sur de Buenos Aires y cuya principal fuente de riquezas es la actividad petrolera. La funcionaria afirmó además que los silbatos también serán entregados a padres que los requieran para sus hijos "por si necesitan usarlo ante alguna agresión al salir de la escuela". "Es una medida preventiva que ya se usó hace muchos años. No podemos dejar que las mujeres o los chicos tengan un arma encima para defenderse de cualquier ataque. Mejor que usen un silbato", evaluó.
"No son silbatos de plástico, son profesionales. Tienen un sonido especial que enseguida llama la atención. Es un acto de prevención, de acompañamiento a la seguridad", argumentó la secretaria de Desarrollo Humano de Comodoro Rivadavia, Ana Llanos, en declaraciones difundidas por el diario Clarín. Los silbatos fueron adquiridos por las autoridades del municipio, de unos 200.000 habitantes, gracias a donaciones de empresas y comenzarán a ser distribuidos en los próximos días, dijo la funcionaria. "Lo consideramos una herramienta más para protegernos. La gente tiene miedo, tenemos que ser conscientes de eso. Si alguien tiene otra idea, que la diga", señaló Llanos luego de la polémica que motivó la medida. Los silbatos fueron comprados después de que se difundieran el mes pasado tres casos de violaciones y dos intentos de abuso en la ciudad, situada unos 1.800 kilómetros al sur de Buenos Aires y cuya principal fuente de riquezas es la actividad petrolera. La funcionaria afirmó además que los silbatos también serán entregados a padres que los requieran para sus hijos "por si necesitan usarlo ante alguna agresión al salir de la escuela". "Es una medida preventiva que ya se usó hace muchos años. No podemos dejar que las mujeres o los chicos tengan un arma encima para defenderse de cualquier ataque. Mejor que usen un silbato", evaluó.