Un profesor de secundaria perdió la vida dentro de su domicilio luego de un confuso hecho que dejó a sus familiares envueltos en la incertidumbre.
Óscar Jacinto Coronel Espinoza, de 42 años, quien aparte de la docencia prestaba sus servicios como taxi amigo, estaba tendido en la sala de su vivienda con claras huellas de maltrato y varias puñaladas, una de ellas en los riñones, que lo llevaron a la tumba.
Alrededor de su cuerpo varios objetos estaban regados en el suelo. “Eso nos indica que antes de asesinarlo hubo un enfrentamiento entre la víctima y sus asesinos”, declaró el fiscal de turno Jaime Estévez.
Cerca de la escena del crimen también fue posible encontrar el arma asesina, un cuchillo que fue tomado por personal de Criminalística para el respectivo análisis.
Afuera de su domicilio, ubicado en la manzana 227, villa 4, de la ciudadela Alegría, junto a la Juan Montalvo, estaba estacionado el Nissan Sentra gris, placa GRK-640. Su estado perpendicular levantó sospechas entre los familiares.
“Observen cómo está estacionado el carro. Esa era la manera como él lo dejaba parqueado cuando andaba de apuro y tenía que volver a salir. Tienen que tomar en cuenta esto”, expresó una mujer, quien sería su exconviviente y madre de su único hijo.
Los involucrados en este lamentable hecho de sangre podrían ser personas de confianza del fallecido, señaló el fiscal Estévez, quien agregó que “son dos los asesinos y por las huellas parece que ingresaron junto a la víctima sin mayor problema”.
Las llaves en el suelo de la casa y las cerraduras intactas aportan con más detalles que dan fuerza a la hipótesis. “Luego los involucrados prefirieron no salir por la puerta principal y optaron por trepar hasta el tumbado del inmueble y escapar por la puerta trasera, la cual permanece abierta, mientras la principal estaba cerrada”, acotó el fiscal.
En su intento de escape fueron pillados por el agente de Policía Álex Alvear, quien intentó detenerlos. “Cuando los vi quise correr tras ellos, pero respondieron lanzando un balazo. Luego escaparon por los callejones sin poderlos alcanzar”, declaró.
Mientras Criminalística hacía su labor, afuera sus familiares lloraban implorando justicia. Entre ellos hubo quien exclamó “la culpa es de ella, porque hace una semana venía diciendo que ya tenía los días contados”.
Todas las versiones recabadas serán investigadas para determinar quiénes y porqué lo asesinaron. (JM)