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¡Bebé no vio la luz!

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La desesperación hizo que se desprenda de la soga por la que bajaba, a pocos metros de llegar a una terraza. Paola Lourdes Flores Millán, de 31 años, es una de las víctimas del incendio ocurrido en el edificio Las Cámaras, en el norte de Guayaquil, la tarde del pasado lunes.   
Ella estaba en su séptimo mes de gestación. Era primeriza. El impacto con el piso ocasionó que su placenta se desprenda y pierda a la bebé, según informó Édgar Lama, director de la clínica Kennedy.
La criatura es la tercera víctima de esta tragedia. La primera en morir fue Jacqueline Rocío Alvarado Flores de Castañeda, de 52 años, quien falleció por fracturas. Luego, por asfixia, pereció Stefanie Shirley Cepeda Briones, de 25 años.

Soltó la cuerda

Graciela Villao, abuela de Paola, confirmó que su nieta perdió a la criatura que llevaba en su vientre. “Ella sufrió algunos golpes. Cuando mi nieta cayó se golpeó con el suelo. En la caída la bebé sufrió el impacto en la placenta y en el cráneo”, detalló.
Esto fue ratificado por Lama, quien mencionó que la joven madre está en observación y que “hasta ahora su útero fue salvado. Sí podrá tener hijos. Esperamos que las cosas no se compliquen”.
En un vídeo colgado en las redes sociales Twitter y Facebook se observa cuando Flores decidió saltar. Ella estaba agarrada de una soga que colgaba desde una de las ventanas. Comenzó a bajar mientras la esperaban algunas personas con una sábana.
Antes de llegar, perdió el control y se soltó. Quienes la aguardaban no pudieron amortiguar su caída y ella sufrió traumas en algunas partes de su cuerpo.
“Tenía fracturas en las caderas. Perdió la bebé y ahora esperamos que todo salga bien para ella”, acotó la abuela.
Paola Flores fue sometida a una cesárea para liberar el ser que llevaba en sus entrañas.
Los parientes manifestaron que temen por el estado de la víctima. “La fractura que tiene, por encontrarse en la zona de las caderas, la podría dejar en sillas de ruedas. Es un área muy delicada. Esperemos que todo salga bien a pesar de la tragedia”, aseveró Villao.

La llamarían Doménica

La bebé fue llevada a la iglesia evangélica Palabra de Fe, situada en la planta baja del condominio donde habita su madre. Allí, en la sala de cultos, fue armada la capilla ardiente para velar sus restos.
Hasta el cierre de esta edición, según los allegados, la madre aún no conocía sobre la muerte de su criatura.
Una vecina contó que “le querían poner Doménica porque les gustaba ese nombre. Paola es una chica muy buena, cristiana evangélica. Vivía contenta con su embarazo. Era su primera hija y la primera nieta de su madre Graciela Millán”.  
La mañana de ayer, el lugar de velación estuvo vacío. Los padres de Paola debían estar atentos, pues aún está internada y debían realizar los trámites para sepultar a la bebé.
Pocos amigos llegaron a observar el cuerpo de la niña. La mayoría estaba preocupada por el estado de salud de Paola, según relató una moradora de Alejo Lascano y Lorenzo de Garaicoa, centro de la urbe, donde habita la familia Flores Millán.  

Hermetismo en velorios

El sepelio de Jacqueline Alvarado estaba previsto para las 17:00 de ayer en el cementerio general de la urbe porteña. Ella fue velada en la sala Exclusiva 2 de la Junta de Beneficencia de Guayaquil.

Sus familiares prefirieron no hablar sobre lo ocurrido. Solo indicaron que ella era “asistente de la directora administrativa de la Cámara de Industrias”.
En los archivos del Registro Civil consta que la víctima estaba casada con Jorge Castañeda Molina. Ella procreó dos hijos: Mariuxi y Mauricio, de 30 y 29 años, respectivamente.
Una pariente, quien prefirió la reserva, comentó que hace unos días Alvarado les aconsejó que debían ser fuertes siempre, pues en cualquier momento puede suceder algo.
Alvarado habitaba en las villas del Banco de la Vivienda, en Mapasingue oeste. Tenía aproximadamente 30 años trabajando y esperaba completar la edad que le permitiera jubilarse, según expresó su esposo mientras se dirigía a un automóvil.
Amigos de la occisa también acudieron al velatorio. Los guardias del lugar no permitieron el acceso a las salas de velación sin la autorización de los familiares.
Por otro lado, en el camposanto Jardines de Esperanza, en el norte de la ciudad, los celadores no permitieron el paso de los vehículos. Ellos observaban los automotores y se comunicaban por radio para que los parientes autoricen el ingreso.
Allí fue velada Stefanie Cepeda, quien fue víctima del humo tóxico que ingresó por sus vías respiratorias y las obstruyó.
Según el médico Édgar Lama, “esa falta de aire produce desesperación tóxica. La acumulación de humo provoca esputo tóxico. Es decir los pacientes escupen ceniza. Todos quienes acudieron a recibir atención médica tras el incendio sufrieron esto”.
Lama explicó lo que ocurre en estos casos e informó que el día de la desgracia colaboraron con los “20 tanques de oxígenos utilizados para la emergencia. Además, seis ambulancias estuvieron apoyando en el lugar”.

Dos bomberos en Cuidados Intensivos

Ayer por la tarde, un miembro del Cuerpo de Bomberos informó que dos compañeros fueron ingresados en terapia intensiva. “Están graves y perdían sangre por sus bocas. Tenían serios problemas con sus pulmones. Ellos son Ernesto Tarita y Orovio”.
Édgar Lama informó que “Inocencio Orovio ingresó por inhalación de humo. Él es una de las 27 personas que llegó a la Kennedy. En nuestra casa de salud algunos fueron dados de alta, mientras que cuatro están en estado crítico, dos de ellos están dormidos (sedados)”.
El mayor Ricardo Jairala, jefe de una brigada del Cuerpo de Bomberos, está asilado en el Omnihospital. Según uno de sus subalternos, tendría principio de neumonía.
A parte de los mencionados, quienes permanecen asilados en la clínica Kennedy son: por inhalación de humo, Christian Rodríguez, María del Carmen Torres, María Loor, Mariuxi Rivas, Rebeca Vivar y Xavier Loaiza.
Por politraumatismos, Ernesto Duque, José Sandoval y Paola Flores, quien estaba embarazada; mientras que por ambas causas están internados Jhonny Cóndor, Manuel Flores, Enrique Guerrero Vicente Mendoza y Marcelo Barreiro.
En el hospital Luis Vernaza recibió el alta Carlos Alberto Salazar Castro, de 28 años, quien llegó con quemaduras por fricción de 1% en su superficie corporal, en las palmas de las manos y por inhalación de humo.
El coronel Marcelo Tobar, jefe de la zona 8 de la Policía, mencionó que una niña de 3 años fue rescatada con sábanas por agentes de los distritos cercanos al lugar de los hechos. La autoridad afirmó que el menor de edad fue la primera víctima salvada.



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