La noche del pasado 10 de julio es una fecha que nunca olvidará Cristóbal Miravá, taxista de 41 años, quien fue víctima de secuestro por varias horas luego de recoger a dos personas que se hicieron pasar como pasajeros.
La pesadilla de Miravá empezó alrededor de las 19:15 cuando circulaba por la avenida Domingo Comín a bordo del Hyundai rojo, placa GPR-0882. A la altura del ingreso al mercado de la Caraguay dos hombres solicitaron sus servicios hasta el sector del Guasmo.
“Como los vi bien vestidos y educados no tuve ninguna sospecha, hasta nos dedicamos a conversar durante el trayecto”, expresó el afectado. “Todo cambió a la altura de la Floresta. Uno de ellos sacó un arma y con eso me amedrentó bajo insultos y amenazas”, detalló.
Agachado sobre el asiento trasero debió permanecer durante varios minutos hasta que lo ingresaron a un domicilio en el bloque 1 de la cooperativa Unión de Bananeros. Rápidamente fue trasladado hasta una habitación, donde permaneció atado sobre una cama.
Varias veces escuchó que sus secuestradores hablaban de cometer otros delitos, entre ellos el de asesinar a un desconocido y para eso utilizarían su auto. En el momento que los escuchó salir luchó por soltar sus ataduras y escapar.
“Me dejaron con dos chicas y yo aproveché para salir corriendo. En la puerta me cogió un hombre, yo lo empujé y seguí. Sin saber dónde me encontraba, salí gritando por el barrio que alguien me ayude, pero a la gente parecía que no le importaba.
Luego de correr insistentemente pidiendo ayuda a la comunidad, una mujer llamó a los agentes policiales y en pocos minutos llegaron los uniformados.
“Agentes de la Policía acudimos ante el llamado de auxilio, nos dirigimos hasta el domicilio donde lo habían mantenido. En conjunto con personal de la PJ se hizo el allanamiento y en el interior se descubrió vestigios de su estadía, comprobando que realmente estuvo en el domicilio”, declaró el policía Jaime Quiroz.
Cuando se ingresó a la vivienda todos habían fugado del sitio sin dejar rastros. El vehículo que utilizaba para trabajar estaba parqueado a pocas cuadras del lugar donde lo mantenían escondido.
Los moradores indicaron que la casa donde estuvo el afectado fue alquilada hace pocos meses y nunca presentaron sospechas de nada. Ahora Miravá espera que se haga justicia, porque siente que ese día tenían intensión de asesinarlo.